Los modelos de negocio de Uber y Airbnb a examen

LESLIE HOOK | FINANCIAL TIMES

Ambas compañías han pasado de ser dos pequeñas start-ups a convertirse en nombres muy conocidos con valoraciones de 68.500 y 30.000 millones de dólares, respectivamente.

A principios de 2016, el progreso de las start-ups más importantes de Silicon Valley parecía imparable. En enero, Uber mantenía un intenso nivel de actividad ofreciendo trayectos en helicóptero al festival de Sundance y ampliando su servicio de entrega de comida a domicilio por EEUU. Airbnb, por su parte, prometía a las principales ciudades estadounidenses millones de dólares en ingresos fiscales adicionales, mientras su cofundador participaba en el Foro Económico Mundial en Davos, y presumía del crecimiento de la empresa en China.

Sin embargo, en los últimos doce meses, estos dos iconos tecnológicos se han enfrentado en repetidas ocasiones con los tribunales de EEUU, víctimas en ambos casos de una mayor regulación.

Pocos días después del festival de Sundance, las autoridades prohibieron a Uber los trayectos en helicópteros, un asunto que ahora está en los tribunales. A Airbnb no le ha ido mucho mejor, ya que la empresa ha sido multada en varios países y se enfrenta a una dura legislación en algunos de sus principales mercados, como Nueva York y Berlín.

Uber y Airbnb han pasado de ser dos pequeñas start-ups a convertirse en nombres muy conocidos con valoraciones de 68.500 y 30.000 millones de dólares respectivamente, valoraciones que son superiores a muchos de sus rivales tradicionales.

Para las dos empresas, el aumento del control de los reguladores coincide con un momento en el que intentan adoptar una actitud más madura y conciliadora con las autoridades.

“Los reguladores y las autoridades estatales y locales se están dando cuenta de que estas empresas son demasiado grandes y poderosas y de que no les pueden seguir ignorando”, explica Michael Drobac, experto en tecnologías del bufete de abogados Akin Gump.

Uber, que cuenta con el asesoramiento de David Plouffe, director de campaña de Barack Obama, intenta mostrar su imagen más madura. En marzo, la compañía reclutó asesores tan conocidos como la ex comisaria de Competencia de la UE, Neelie Kroes, y el ex secretario de Transporte de EEUU, Ray LaHood.

Aunque el consejero delegado del grupo, Travis Kalanick, reconoció en octubre del año pasado que la empresa había “cometido errores”, Uber sigue enfrentándose a innumerables problemas, lo que muestra que su estrategia no ha cambiado por completo.

A diferencia de la actitud de Uber de plantar cara a las autoridades, Airbnb ha intentado forjarse una imagen de cumplidor. En el último año, ha tomado iniciativas como la creación de más de un centenar de clubes para anfitriones y huéspedes a nivel global con la esperanza de ganarse a las autoridades locales.

No obstante, en 2016 Airbnb se ha enfrentado a duros reveses de los reguladores. En octubre, Nueva York aprobó una ley que impone duras multas a los alquileres de apartamentos a corto plazo. Y eso no es todo, en ciudades como Berlín, Barcelona y San Francisco, la compañía se enfrenta cada vez a más sanciones en relación a los alquileres.

Ante esta situación, Airbnb ha empezado a ajustar su modelo en los principales mercados, reconociendo implícitamente que tiene demasiado que perder en la batalla con los reguladores.

En dos de sus principales mercados, Londres y Amsterdam, Airbnb empezará a prohibir a los dueños de las viviendas que alquilen durante más tiempo del que permite la ley, lo que supondrá menos ingresos en esos mercados. Algunos analistas creen que la nueva estrategia de Airbnb muestra su disposición a resolver sus conflictos con los reguladores de cara a su salida a bolsa, que podría producirse en 2018.

Lo cierto es que, tanto Airbnb como Uber tendrán que tranquilizar a los posibles inversores sobre los riesgos asociados a sus empresas antes de su debut en bolsa.

Publicado por Expansión.