Ocho taxistas madrileños han comenzado una huelga de hambre desde las 10.00 horas de hoy, cuando se cumple la quinta jornada de huelga indefinida de este colectivo, inmerso en un conflicto con los vehículos con arrendamiento de conductor (VTC).
Estas ocho personas (siete hombres y una mujer) van a instalarse en una tienda de campaña que se levantará frente a la puerta sur de la Feria de Madrid (Ifema), donde desde el miércoles se celebra la feria de turismo Fitur y que se ha convertido en la ‘zona cero’ de los taxistas adheridos a los paros y las protestas.
El comienzo de esta huelga de hambre ha coincidido con el anuncio del presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, y la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, de que han llegado a un preacuerdo entre ambas administraciones para regular los VTC mediante una «distancia mínima» en la contratación.
El presidente de la Asociación Gremial del Auto-taxi de Madrid (una de las cinco asociaciones que convocaron la huelga), Miguel Ángel Leal, ha confirmado que la huelga podría desconvocarse hoy mismo si este acuerdo fuera aceptado por las asociaciones, sus servicios jurídicos y, en última instancia, los taxistas reunidos en asamblea.
La portavoz del grupo declarado en huelga de hambre, Concha Guardado, ha explicado a Efe que ha tomado esta decisión abrumada por la «pura desesperación» de llevar cinco días «pasando la noche al raso» sin haber logrado una solución para las reivindicaciones del sector.
«Parece que somos prácticamente leprosos», ha lamentado Guardado, que ha subrayado que el taxi madrileño «lleva 100 años prestando servicio a la ciudadanía» y está operado por «padres y madres de familia» que han pasado esta semana «fuera de casa» y «pasándolo mal».
La taxista ha explicado que ha preferido no informar a su madre, «una mujer muy mayor», de la huelga que va a emprender, y ha dejado en su casa a una hija que «quería estar aquí» pero a la que no se lo ha permitido.
Otro huelguista, Francisco Díaz, ha comentado a Efe que, tras casi cuarenta años de profesional, entiende que el colectivo está ante «momentos cruciales» en los que la tendencia de las instituciones a la «desmantelización de lo público» amenaza con «acabar con los sectores públicos».
Tanto la mujer como el hijo de Díaz son taxistas, por lo que «probablemente entiendan» su decisión, con la que Díaz quiere combatir «la precarización» de, especialmente, los «chavales jóvenes» que se han «hipotecado» para trabajar en el taxi.
«Esta mañana se me venía a la mente la imagen de Don Quijote velando armas dispuesto para el día siguiente iniciar la batalla. Batalla que pensamos ganar, digan lo que digan, tanto los que nos criminalizan como los que nos quieren desacreditar diciendo que estamos obsoletos”, ha sentenciado.