Se acerca la cita tomatera por excelencia, y muchos estarán ya impacientes por liarse a tomatazo limpio con todo lo que se mueva

La tomatina de Buñol empezó en 1945, cuando unos jóvenes intentaron colarse en el desfile de gigantes y cabezudos de las fiestas de Buñol. Este evento ha terminado por convertirse en una fiesta de interés turístico internacional. Una de esas rarezas españolas que a cualquier extranjero le gustaría experimentar en carne propia (hasta se ha hecho una película en Bollywood sobre el tema).

Como sucedió aquel día de 1945, un vecino enfadado con esos jóvenes decidió arrojarles lo que tenía más a mano, en este caso, tomates de un puesto de verduras, en la actualidad miles de personas se lanzan toneladas de tomates maduros en una divertida guerra de hortalizas.

Lo de mancharse es lo de menos, de hecho, lo más divertido es terminar rebozado en la salsa que forman los tomates-proyectiles y los animados participantes dispuestos a pasar un buen rato.

Todo comienza con la entrada del camión con tomates (vienen de un pueblo de Castellón y se cultivan específicamente para este fin pues no tiene buen gusto como para consumirse) que da el pistoletazo de salida para la ‘batalla’. Se recomienda aplastar los tomates antes de lanzarlos y evidentemente, usar ropa vieja que puedas desechar. Una hora después suena otra señal que marca el fin del enfrentamiento… y el comienzo de las tareas de limpieza del pueblo, aunque gracias a la acidez del tomate lo cierto es que las calles quedan siempre relucientes.

La novedad de este año, reside en que se cobrará la entrada a los no residentes con un precio de 10€, ya que se pretende reducir el aforo y aumentar la seguridad de los participantes. Así, se venderán online 20.000 entradas de las cuales 5.000 serán para los habitantes de Buñol que no tendrán que pagar.