La 12ª ronda de negociaciones para concluir un tratado de libre comercio e inversión (TTIP) comienza este lunes en Bruselas

TTIP

La UE defiende ante EE UU la reforma del tribunal de arbitraje

BELÉN DOMÍNGUEZ CEBRIÁN

Bruselas 22 FEB 2016

El negociador comunitario del TTIP, Ignacio Garcia Bercero, junto al estadounidense, Dan Mullaney. EMMANUEL DUNAND AFP

Las negociaciones del tratado comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos(TTIP, por sus siglas en inglés) llegan a un punto crucial esta semana. Aunque el final aún está por llegar y es difuso, fuentes de la UE consideran que se trata de la última ronda en la que se estudie la sustancia —lo que debe o no debe entrar en el tratado— antes de pasar a las concesiones entre ambos lados del Atlántico sobre textos reales consolidados encima de la mesa, los cuales por ahora son inexistentes. Además, en esta 12ª ronda que se celebra en Bruselas el nuevo tribunal de arbitraje (ISDS, por sus siglas en inglés) ideado por la Comisión Europea para que tenga pinceladas de ente democrático será presentado por primera vez a los socios estadounidenses.

Esta ronda, que ha comenzado con algo de retraso por el bloqueo de la sede de las negociaciones por un grupo contrario al TTIP y que forma parte de la ONG Greenpeace, será clave para cerrar flecos sustanciales en casi todas las materias (cooperación regulatoria en los nueves sectores industriales: químicos, cosméticos, ingeniería, dispositivos médicos, pesticidas, tecnología de la información y la comunicación, farmacéuticos, textiles y vehículos, tribunal de resolución de conflictos y protección de inversores, desarrollo sostenible y denominaciones de origen), excepto las contrataciones públicas. Este capítulo guarda mucha más enjundia de lo normal pues la parte estadounidense tendrá que estudiar a nivel estatal —y no federal— qué es lo que está permitido hacer en cuanto a las contrataciones públicas de empresas europeas. “Ahora tenemos que tener un mutuo entendimiento sobre cuales son los objetivos”, asegura Bruselas mientras deja “para más adelante” este capítulo.

Pero sin duda el elefante en la habitación será el controvertido ISDS y la propuesta que el equipo de la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, capitaneado por Ignacio García-Bercero, hará al jefe negociador del otro lado del Atlántico, Dan Mullaney. “En esta ronda no se solucionará nada, sino que veremos los puntos en los que ambas partes estamos de acuerdo”, señalan fuentes comunitarias.

Aunque esta nueva corte pretende ser más democrática, más pública y más transparente, según uno de sus promotores, lo que es fundamental para Bruselas sería la creación de un “tribunal multilateral para los inversores para todos los tratados comerciales del futuro”, según fuentes de Comercio en la UE.

Bruselas es consciente de que aún “queda mucho trabajo por hacer” y se ha auto fijado el límite de finales de julio para determinar si es factible la conclusión del tratado mientras dure el Gobierno de Barack Obama, sumido en plena campaña para unas elecciones presidenciales que se celebrarán el próximo 4 de noviembre. Pero el ejecutivo comunitario ya deja ver que, si se trabaja a marchas forzadas —aún quedan dos rondas más hasta verano— sí es factible alcanzar un acuerdo, aunque no su ratificación en el Congreso de EE UU. En cualquier caso la Comisión Europea asegura que “no se sacrificará contenido” a costa de tener un tratado cuanto antes, algo que activistas como Corporate Europe, llevan avanzando muchos meses.

El antes y el después del Tribunal

El ISDS se trataba de un sistema ad hoc mientras que la propuesta de la Comisión es de que el tribunal sea permanente.El proceso en la selección del personal en el antiguo ISDS era “confidencial”, con la nueva propuesta será “completamente transparente, habrá acceso a las vistas y será retransmitido a través de Internet”, según los expertos de la comisión implicados en las negociaciones con EE UU.En el sistema que se trata de desechar, no es posible la intervención de terceras partes. Malmström propone que los terceros sí puedan intervenir. En el ISDS eran las partes enfrentadas (es decir un Estado y el inversor) las que designaban a los árbitros. En el nuevo tribunal la Comisión propone que esté formado por jueces independientes y señalados de manera pública.Antes se permitía que los árbitros fueran abogados sin ninguna formación específica. Con el nuevo mecanismo de resolución de conflictos se requiere cierta experiencia y tiempo en el oficio. No se especifica, sin embargo, el tiempo mínimo de experiencia laboral aunque la comisión propone a académicos jubilados.En el ISDS que hasta ahora se conocía, los valores éticos de los jueces se conocían de forma general, mientras que ahora se requiere que sean conocimientos “detallados”.La Comisión, con esta propuesta prohíbe ahora que los jueces ejerzan como abogados de las partes en conflicto, algo que sí podía darse en el pasado y que puede llevar a incurrir en una falta grave de independencia en el veredicto final de los árbitros.Con el ISDS clásico no había posibilidad de apelación a un órgano superior. Malmström, con esta reforma, propone que haya un sistema de recurso a un tribunal superior como el de la OMC.Antes se pagaba a los árbitros dependiendo del caso a juzgar y además el salario era confidencial. Con el nuevo tribunal permanente la Comisión quiere asegurarse de que los jueces reciben un “salario regular por parte de los Gobiernos europeos y del Gobierno estadounidense”, según un documento de los negociadores.En el ISDS había “unas pocas” referencias a los casos para las PYMES mientras que ahora se propone introducir “provisiones especiales” para ellas

Publicado por el País.

Los autónomos españoles alertan de los “enormes riesgos” del TTIP para el pequeño empresario

Por Kaos. No TTIP

La Confederación Intersectorial de Autónomos del Estado Español (CIAE) representa una opinión diametralmente opuesta a la de la mayoría de las grandes multinacionales respecto al Tratado Trasatlántico de Comercio e Iversión (TTIP, por sus siglas en inglés). El colectivo exige que, “ante el estado de oscurantismo que rodea la negociación del tratado comercial entre Estados […]

La Confederación Intersectorial de Autónomos del Estado Español(CIAE) representa una opinión diametralmente opuesta a la de la mayoría de las grandes multinacionales respecto al Tratado Trasatlántico de Comercio e Iversión (TTIP, por sus siglas en inglés). El colectivo exige que, “ante el estado de oscurantismo que rodea la negociación del tratado comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea”, los eurodiputados españoles se reúnan a con las organizaciones de autónomos y pymes nacionales “para que conozcan nuestras opiniones al respecto”. Denuncian que son unos encuentros que ya se están llevando a cabo en países como Alemania, Bélgica, Austria o Reino Unido.

“Las grandes empresas y sus asociaciones ofrecen un apoyo masivo al TTIP, pero losautónomos y pymes contemplamos los enormes riesgos del nuevo marco comercial que causará este tratado”, critican.

En este sentido, recuerdan que otros países ya “se están moviendo para preservar sus riquezas”, y pone como ejemplo a Francia, que está protegiendo del acuerdo el sector de la viticultura, “haciendo uso de las propias salvaguardas que establece el TTIP, que permiten excluir de la liberalización los sectores o servicios que cada país estime oportuno”, reclaman los autónomos.

“Desde CIAE consideramos que ese tratado dará origen a transformaciones económicas poco positivas para autónomos y pymes”, concluye esta llamada de atención del pequeño empresario del país. El colectivo cree que el controvertido acuerdo comercial “provocará un nuevo dominio de mercado a favor de las grandes corporaciones”, afectando a todos los sectores económicos (agricultura, industria y servicios), y temen que origine “un perjuicio para la fiscalidad del Estado”.

Sobre el empleo, los partidarios de que el TTIP vea la luz han venido haciendo hincapié en que la firma del acuerdo tendrá un efecto directo en la generación de puestos de trabajo. Pero para los autónomos de esta plataforma la lectura es distinta: creen que introducirá “mayores incertidumbres en el empleo con sus consecuencias en el consumo y la economía real”. También alertan de que el “nuevo marco prostituirá, sin ninguna duda, las reglas de juego del mercado”.

Publicado por Kaosenlared.

TTIP (I): Empezar por el Materialismo Dialéctico

 El asunto de que la ciudadanía en ocasiones no entiende y no debe comenzar a entender los grandes asuntos que le afectan es la perfecta herramienta de que se valen las estructuras de poder político y económico para ejercer su fuerza sin encontrar resistencia.

Luis Miguel Castillo Rodríguez12 ene 201617:26

TTIP son las siglas de Transatlantic Trade and Investment Partnership, que en su traducción necesaria al español significaAcuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión. Del TTIP parece que seguimos sin saber mucho, en primer lugar porque es el gran secreto económico de los últimos años, en segundo porque los Estados implicados no quieren airear mucho el asunto, y en tercero porque pareciera que somos sociedades de cortas entendederas. ¿Recuerdan ustedes la genial película ‘Amanece, que no es poco de José Luis Cuerda? En ella el guionista y director, con su ironía habitual, presentaba, entre una pléyade de personajes formidables, a un campesino que quería convertirse, apadrinado por un compañero de faena, en intelectual. Como primera lección el gurú le proponía: “Bien, entonces debemos empezar por el Materialismo Dialéctico…”.

Esta perla de Cuerda vale para ilustrar el extremado conocimiento en que falsamente debe cimentarse la conciencia política. Si bien la sabihondez no ocupa lugar, tampoco es necesario ser economista de doctorado para comprender quién siembra las coles, quién las cocina y quién se come el potaje. El asunto de que la ciudadanía en ocasiones no entiende y no debe comenzar a entender los grandes asuntos que le afectan es la perfecta herramienta de que se valen las estructuras de poder político y económico para ejercer su fuerza sin encontrar resistencia.

Decía que parece que no sabemos mucho del TTIP, pero sí que sabemos, ¿acaso no conocemos lo que supone el Libre Comercio para las economías dominadas?, ¿no reconocemos la realidad mundo rico – mundo pobre que el capitalismo genera? Para observar el orden global y sus miserias no hacen falta gafas de ejecutivo. A nivel político, cuando se pregunta a los partidos de centro, derecha o socialdemócratas sobre el acuerdo o se pide que fijen una postura las respuestas suelen ser titubeantes: “aún no sabemos nada como para opinar”, “dejemos hacer a los expertos” o cualquier otra máxima parecida e igual de vacía. Sin dar lugar a la sorpresa exactamente esa fue la réplica cuando hace escasos meses Dailos González, consejero del Cabildo, proponía al Pleno una moción de rechazo al TTIP. A escala estatal, cuando en mayo de 2014, Izquierda Plural propuso en el congreso someter a referéndum la participación del Estado en el Acuerdo, cosechó el rechazo de PP, PSOE, PNV, CiU y UPyD, en un evidente acto de sumisión y lavado de manos. 

Traguemos lo que desde las alturas nos cocinan. Con razón dice bien la economista Aiala Elorrieta que la cuestión del TTIP “no es un tira y afloja entre EEUU y la UE, los lobbies políticos y económicos de ambos lados del Atlántico van a una, en el otro extremo está la sociedad civil, totalmente apartada de los ámbitos de decisión”.

Podemos convenir que el rechazo institucional estos meses será escaso, y esto es lógico mientras la representación política sea mayoritariamente neoliberal. La dinámica en que las fuerzas sociales no deben caer es la de aceptar el desconocimiento del proceso como limitador del posicionamiento político. Porque sí que sabemos, más de lo que versión oficial propugna: conocemos lo que el NAFTA supuso para la economía mexicana, también los términos del recién firmado TPPA entre Estados Unidos y los países del Pacífico. Realmente, ¿qué creemos que podemos esperar a nivel social y laboral de esta desesperada creación de alianzas contra la supremacía mundial económica de China? Igual no hay que saber mucho más para rechazar el TTIP, a estas alturas la falsa ingenuidad política es ridícula y no podemos permitirnos jugar con las cínicas reglas del “cállese usted que no sabe nada”. Sí sabemos, y eso es lo que al poder le da más miedo.

Publicado por el Diario.

Espaldarazo europeo a la economía colaborativa

Protesta de taxistas en París contra la plataforma de transportes Uber EFE

Un órgano consultivo de la UE aprueba un dictamen en el que pide a la comisión la regulación de este modelo.

Por primera vez un organismo de la Unión Europea (UE) se ha posicionado formalmente acerca de la economía colaborativa. Así lo señala el lobby del sector -Sharing España- en referencia a un dictamen aprobado este mes por el Comité de las Regiones (CDR). El documento elaborado por este organismo consultivo de la UE arroja luz sobre asuntos ampliamente debatidos acerca de este modelo económico y sus características y de cómo debe abordarse su regulación.

«Es un dictamen muy interesante que, entre otras cosas, hace una composición de lugar de las tipologías de servicios que puede abarcar la economía colaborativa», señala Miguel Ferrer, abogado experto en asuntos públicos y asesor de Sharing España.

Las modalidades a las que se refiere son cuatro, según el CDR: la «economía de acceso», que abarca «aquellas iniciativas cuyo modelo de negocio implica la comercialización del acceso a bienes y servicios, no su tenencia»; la «economía de los trabajos ocasionales», que promueve «trabajos esporádicos cuya transacción se hace a través del mercado digital»; la «economía inter pares», que «implica a los usuarios en el diseño del proceso de producción o convierte a los clientes en una comunidad», y la «economía de puesta en común», para iniciativas de propiedad o gestión colectiva.

Según el CDR, las cuatro tipologías tienen en común que «utilizan el mismo paradigma social: el acto de compartir, colaborar y cooperar». Sus principales agentes «ya no son los consumidores que desean poseer algo», sino ciudadanos «que desean acceder a un servicio para satisfacer determinadas necesidades», aclara el organismo.

Cuestiones estratégicas

Ferrer destaca que el documento también prevé «cuestiones estratégicas, como la relevancia de la reputación y de la confianza en estas plataformas, y con ellas la de la portabilidad de los datos por parte de los usuarios». Tal y como lo expresa el CDR, «los datos constituyen la materia prima de la economía colaborativa y, en la medida de lo posible, en algunos casos deben ofrecerse en código abierto».

Añade que «se debería pedir a las plataformas que incluyan mecanismos para facilitar datos públicos y relevantes, siempre que no sean confidenciales ni estratégicos, a los entes locales y regionales». Ferrer cree que esto «es positivo para la transparencia y para que haya menos monopolios digitales».

En este sentido, el comité de las regiones sostiene que «es preciso garantizar el acceso libre al mercado para los nuevos participantes en él» y pide a la Comisión Europea «un enfoque coordinado para la regulación de la economía colaborativa».

Entre otras cosas, porque «dada la pluralidad de entes europeos que están trabajando en el enfoque de este modelo de forma no transversal, existe un riesgo claro de descoordinación», explica Ferrer.

Coordinar esfuerzos

El CDR pide a estas instituciones de la UE que coordinen esfuerzos mediante una agenda de política pública sobre esta economía que permita plantear el modelo colaborativo «como un fenómeno económico, político y social» que implica «cambios potenciales sobre los actuales sistemas económicos». También contempla la posibilidad de la autorregulación mediante evaluaciones y órganos independientes de calificación entre pares que «podrían asegurar la confianza».

El CDR propone la creación de un «ecosistema institucional colaborativo» bajo la premisa de que «las iniciativas de este modelo, además de fomentar el desarrollo de las economías locales, pueden ser un instrumento para favorecer la promoción y regeneración de los denominados bienes comunes, como la movilidad, el bienestar, el paisaje urbano y el medio ambiente». Para Ferrer, «es importante que las administraciones locales asimilen que este modelo puede ser para ellas un revulsivo dinamizador».

El CDR identifica los aspectos negativos asociados a la economía colaborativa. Es crítico con las iniciativas que se ponen la etiqueta colaborativa para beneficiarse y «falsear los mercados preexistentes sin hacer frente a unos costes fijos similares».

Aspectos negativos

Subraya que este modelo «puede tener un efecto negativo en las relaciones laborales» e insta a la Comisión a «estudiar en detalle las condiciones de empleo de los trabajadores de la economía colaborativa, para determinar si es necesaria una actuación reguladora en este ámbito».

El CDR apostilla que «la economía colaborativa podría crear una nueva clase social, que necesita garantías sociales y económicas». También habla de «una nueva identidad económica»: la de la persona que no desea actuar sola y que, «en vez de guiarse por el ansia de maximizar sus propios intereses materiales, acompaña su comportamiento económico de un compromiso con la comunidad, actúa en la escena pública y entabla una relación con sus conciudadanos para velar por el interés común y general».

En opinión de Ferrer, todo esto deberá ser objeto de debate en la elaboración de la estrategia del Mercado Único Digital en Europa, al que está sujeto este modelo. El CDR manifiesta su sorpresa por el hecho de que la Comisión «haya acordado una importancia tan marginal a la cuestión de la economía colaborativa» en su propuesta inicial para ese Mercado Único Digital, e insta a la institución a tener en cuenta este modelo «a fin permitir que las iniciativas fructíferas de este tipo se propaguen fácilmente de un país a otro».

Publicado por el Mundo.

No habrá solución al cambio climatico mientras exista el TTIP

 John Hilary

La Unión europea ha sido pillada intentando socavar cualquier resultado significativo de las negociaciones sobre clima de la ONU en París, dando instrucciones a sus representantes para bloquear la discusión de dos mecanismos claves que podrían ayudar combatir los efectos de calentamiento global: la introducción de medidas para reducir los impactos medioambientales negativos del comercio global, y la transferencia de tecnología para ayudar a los países más pobres en su lucha en contra cambio climático.

Cuando las negociaciones de la COP21 entran en su semana final, la filtración de undocumento interno de la UE, revela que los gobiernos europeos han dado instrucciones a sus representantes para bloquear cualquier discusión sobre medidas para combatir el cambio climático que pudieran suponer una “restricción al comercio internacional”. Mientras los delegados del Sur han pedido una mayor flexibilidad en los acuerdos de comercio con el fin de proteger sus frágiles ecosistemas, la UE insiste que las negociaciones de París no tienen que permitir a terceros países que limiten el comercio y las oportunidades de inversión para las empresas europeas que quieran penetrar en mercados nuevos en todo el mundo.

Además, la UE ha dado instrucciones a sus representantes para impedir que la ONU impulse en un futuro ningún grupo de trabajo sobre comercio y el cambio climático, o que establezca relaciones formales con la Organización de Comercio Mundial en su calidad de organismo internacional encargado de supervisar las reglas de comercio global. En cuanto al asunto de la transferencia de tecnología, que podría ayudar a los países más pobres a atenuar el cambio climático, la UE alienta a sus representantes para que bloqueen cualquier amenaza al régimen existente de derechos de propiedad intelectual, que favorece el control corporativo de la tecnología.

La Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP) que está siendo negociada entre la UE y los EEUU ejemplifica la contradicción entre la retórica de Europa en cambio climático y libre comercio. La Comisión Europea ha admitido que el TTIP representa un peligro para la biodiversidad, los recursos naturales y el medio ambiente. En su evaluación de impacto oficial, publicada al inicio de las negociaciones, la Comisión admite que con el escenario más ambicioso perseguido en el TTIP, se prevé verter millones de toneladas extra de CO2 a la atmósfera. En ningún momento los gobiernos europeos consideraron esto una razón para replantearse el acuerdo.

Al contrario, la UE está presionando por un capítulo dedicado a la energía en el TTIP que incluya un aumento masivo en importaciones de gas y petróleo de los EEUU, incluyendo petróleo canadiense proveniente de arenas bituminosas, conocido por estar entre los más sucios y más de intensivos en carbono de todos combustibles fósiles. La reciente revelaciónde que la Comisario de Comercio de la UE Cecilia Malmström sólo ha dado acceso a dicho capítulo de energía a las compañías petroleras y gasistas, muestra el desprecio que la UE tiene para todos aquellos que estamos intentando evitar la catástrofe climática.

Cualquiera que sea la redacción final del capítulo de energía, la última propuesta de Malmström se ha hecho a costa de los esfuerzos para proteger el medio ambiente de un cambio climático fuera de control. Elnuevo sistema de tribunal de inversiones que la Comisaria de Comercio ha diseñado para el TTIP concederá a las empresas de los EEUU el poder de demandar a los países europeos sobre cualquier decisión política futura que pudiera afectarles, incluyendo los controles medioambientales que se diseñen para impedir un aumento de las emisiones de gases con efecto invernadero.

Ya tenemos sólidas pruebas de la amenaza que tales demandas pueden significar. Bajo disposiciones similares en el Acuerdo de Libre Comercio Norteamericano (NAFTA), el gigante energético Lone Pine ha demandado al gobierno canadiense 250 millones de dólares por la moratoria en el fracking en el río San Lorenzo, que según dicha compañía infringe su “valioso derecho a la minería de petróleo y gas”. El informe oficial encargado por el gobierno de Reino Unido al inicio de las negociaciones del TTIP advierte que Gran Bretaña será incluso más proclive que Canadá a tales ataques de empresas de EEUU.

El problema no se limita al TTIP. La UE está siguiendo una agenda hostil al asunto climático en muchos otros acuerdos de comercio, como en las negociaciones secretas hacia un acuerdo de servicios (TiSA) que la Comisión Europea actualmente está manteniendo con otros veinte países en Ginebra. Los capítulos filtrados de medio ambiente y energía de aquel acuerdo fueronpublicados por WikiLeaks la semana pasada, y revelan cómo se puede socavar cualquier acuerdo sobre el clima que salga de París. No es de extrañar que la UE tenga tanto interés en suprimir cualquier mención del asunto.

La UE sabe que no puede mantener la ficción de ser un “dirigente global” en la lucha contra calentamiento global mientras impulsa una nueva generación de tratados de libre comercio hostiles al clima. Aún así, en vez de corregir su hipócrita posición, la UE ha pedido a sus representantes que bloqueen cualquier discusión en París.

Los gobiernos de Europa van a condenar a las comunidades más vulnerables del mundo a un cambio climático fuera de control antes que iniciar un debate sincero sobre el tema. ¡Qué vergüenza!

Traducción: David Hervás,

Fuente:http://www.waronwant.org/media/leaked-document-shows-eu-blocking-action-climate-change

Publicado por Atac Castellon.

“El mercado es más libre que tú”. Espectacular obra enmarcada en la Semana Cultural Contra el TTIP

Ayer estuve viendo la obra de teatro “El mercado es más libre que tú”, enmarcada en la Semana Cultural Contra el TTIP. Para describir brevemente mi impresión, os puedo decir que quedé fascinado. Una explosión de creatividad donde se mezcla danza, música en vivo, proyecciones audiovisuales y discurso anticapitalista claro y directo.
Una deconstrucción radical del discurso neoliberal que subyace en los tratados de libre comercio en general y del TTIP en particular.

Un espectáculo de obligada visión para activistas y una herramienta utilísima para la concienciación de la ciudadanía, tan desinformada por los medios, en especial la TV.

 

En Valencia solo estarán hasta el día 13. Después harán gira por el resto del Estado, empezando por Madrid en el Teatro del Barrio.    

 

No os la perdáis.

TTIP y CETA: El ataque a los servicios públicos

TTIP, CETA, y la connivencia secreta entre los grupos de presión empresariales y los negociadores comerciales
-> Resumen Ejecutivo del informe “Public services under attack through TTIP and CETA” (la versión completa en inglés se puede descargar aquí)

Los servicios públicos en la Unión Europea se encuentran bajo la amenaza de las negociaciones comerciales internacionales que están poniendo en riesgo la capacidad de los gobiernos de regular, y los derechos de los ciudadanos relativos al acceso a los servicios básicos como el agua, la salud y la energía, en aras de los beneficios corporativos. El Acuerdo Económico y Comercial Global con Canadá (CETA por sus siglas en inglés), cuya ratificación podría comenzar en 2016, y el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP por sus siglas en inglés) en vías de negociación con Estados Unidos representan la culminación reciente de estos esfuerzos. En el peor de los escenarios, podrían imponer la comercialización, de la que no podrán escapar, los servicios públicos, sin importar los resultados perniciosos que puedan tener sobre el sistema de bienestar.

Este informe desvela algunos datos sobre la connivencia secreta que existe entre las grandes empresas y los negociadores comerciales en la confección de los acuerdos comerciales internacionales de la UE. Muestra la agresiva agenda de las empresas de servicios en relación con el TIPP y el CETA, que pujan por una amplia apertura de mercados en áreas como la salud, los servicios culturales y postales, y el agua, lo que les permitiría la entrada y dominio dichos mercados. Y muestra cómo los responsables de las negociaciones por parte de la UE están allanando el camino a la industria de servicios, como se observa en el texto definitivo del CETA, publicado en septiembre de 2014 y los borradores de los capítulos relativos al TTIP, además de los documentos internos de negociación, que reflejan los deseos de los grupos de presión empresariales.

Resultados clave:

• El TTIP y el CETA muestran rasgos evidentes de ser influidos por los mismos grupos de presión empresariales que funcionan en el área de los servicios y que han sido conformados durante las últimas décadas en conversaciones comerciales anteriores, como el grupo de presión empresarial más fuerte de la UE, BusinessEurope, y el Foro Europeo de Servicios, un grupo de presión amoldado para orquestar el conjunto de las asociaciones empresariales y las principales empresas como British Telecommunications y Deutsche Bank.

• La relación entre la industria y la Comisión Europea es recíproca, y la Comisión estimula de forma activa las actividades de presión empresariales en sus negociaciones comerciales. Esto se ha denominado“reverse lobbying” (presión inversa, esto es, “las autoridades públicas ejercen presión empresarial para ser presionadas”). Pierre Defraigne, exdirector general adjunto de la Dirección General de Comercio de la UE, habla de una “connivencia sistémica entre la Comisión y los círculos empresariales”.

• El grupo de presión empresarial ha logrado un enorme éxito al convertir el CETA en el primer acuerdo de la UE con un enfoque de “lista negativa” para los compromisos en materia de servicios. Esto significa que todos los servicios son objeto de liberalización a no ser que se haga una excepción explícita. Determina un abandono radical de las listas positivas utilizadas hasta la fecha en los acuerdos comerciales de la UE que solo incluyen aquellos servicios que los gobiernos han acordado liberalizar, dejando intactos otros sectores. El enfoque de lista negativa amplía enormemente el ámbito de un acuerdo comercial ya que los gobiernos realizan compromisos en áreas que incluso desconocen, como los nuevos servicios que puedan surgir en el futuro. Lo mismo podría ocurrir en el TTIP, donde la Comisión está presionando a los Estados miembros de la UE para aceptar el mismo enfoque arriesgado, satisfaciendo las demandas de los lobbies empresariales.

• Las grandes empresas han logrado con éxito presionar en contra la exclusión de los servicios públicos en el CETA y el TTIP, ya que ambos acuerdos se aplican prácticamente a todos los servicios. Existe una excepción general muy limitada para los servicios “prestados en el ejercicio de una autoridad estatal”. Pero, para estar cualificado para dicha excepción el servicio no tiene que ser realizado ”sobre una base comercial ni en competencia con uno o más operadores económicos”. Sin embargo, hoy en día, prácticamente todas las empresas privadas dedicadas a los sectores públicos tradicionales coexisten con los proveedores públicos, lo que genera a menudo una fuerte competencia entre estos dos. La capacidad de exención de las autoridades gubernamentales queda realmente limitada a unas escasas funciones básicas que le pertenecen, como son los servicios relativos al orden público, el sistema judicial o el banco central. La llamada exención de los “servicios públicos” presenta problemas similares, ya que solo les reserva a los Estados miembros de la UE el derecho a someter a determinados servicios a los monopolios públicos o a los derechos exclusivos: contiene demasiados resquicios que tampoco permiten una protección adecuada de los servicios públicos.

• Probablemente la mayor amenaza de los servicios públicos surja de las disposiciones relativas a la protección de inversiones de gran alcance consagradas en el CETA y previstas también para el TTIP. Dentro de un sistema denominado mecanismo de solución de controversias entre los inversores y el Estado (ISDS por sus siglas en inglés), miles de empresas de Estados Unidos y Canadá (así como las multinacionales con sede en la UE que estructuran sus inversiones a través de empresas filiales del otro lado del Atlántico) podrían demandar a la UE y los Estados miembros por los cambios reglamentarios dentro del sector de servicios que mermen los beneficios empresariales, algo que potencialmente les podría suponer indemnizaciones multimillonarias en compensaciones. Las políticas que regulan los servicios públicos, desde la limitación del precio del agua a las privatizaciones revocadas, ya han sido objeto de demandas de ISDS.

• Las diferentes reservas y exenciones en el CETA y el TTIP son inadecuadas para proteger de manera eficaz al sector público así como la toma de decisiones democráticas respecto a la manera en que se organiza. Este es el caso concreto, ya que las exenciones no se aplican por lo general a los niveles de protección de la inversión más peligrosos y los ISDS, convirtiendo a las regulaciones de los sectores deservicios públicos críticos, como son la educación, el agua, la salud, el bienestar social y las pensiones, en objeto de todo tipo de ataques de parte por parte los inversores.

• La Comisión Europea sigue las demandas de la industria de bloquear las liberalizaciones y privatizaciones presentes y futuras de los servicios públicos, por ejemplo, a través de los peligrosos mecanismos de mantenimiento de status quo y de trinquete, incluso cuando las decisiones del pasado hayan resultado en fracaso. Esto podría poner en riesgo la creciente tendencia de la remunicipalización de los servicios relativos al agua (en Francia, Alemania, Italia, España, Suecia y Hungría), las redes energéticas (en Alemania y Finlandia), y los servicios de transportes (en Reino Unido y Francia). El desmantelamiento de algunas de las privatizaciones del Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS) para fortalecer a los proveedores de asistencia sanitaria sin ánimo de lucro podría considerarse como una violación del CETA/TTIP, como lo podrían ser las nacionalizaciones y re-regulaciones dentro del sector financiero como las presenciadas durante la crisis económica.

• Dar paso a las demandas de las empresas a favor del acceso ilimitado a la contratación pública estatal podría restringir la capacidad de los gobiernos para apoyar a losproveedores locales y sin ánimo de lucro y promover dentro del sector público la subcontratación de empleo a empresas privadas, donde, a menudo, el personal se ve forzado a hacer el mismo trabajo en peores condiciones salariales y laborales. En el CETA, los gobiernos ya han suscrito la licitación competitiva transatlántica obligatoria para varios sectores a la hora de adquirir suministros y servicios, un medio efectivo de privatización mediante la transferencia gradual de los servicios públicos hacia los proveedores con fines lucrativos. Los grupos de presión de Estados Unidos, como es la Alliance for Healthcare Competitiveness (AHC) y el Gobierno de Estados Unidos quieren que en el TTIP se reduzcan de manera drástica los umbrales para llevar a cabo la licitación transatlántica.

• Tanto el CETA como el TTIP amenazan con liberalizar laasistencia social, haciendo difícil la adopción de nuevas regulaciones dentro del sector. La oferta de servicios dentro del TTIP en Reino Unido incluye de manera explícita los servicios hospitalarios. En el texto del CETA y en los últimos borradores del TTIP hay al menos once Estados miembros de la UE que liberalizan la asistencia de larga duración, como es la atención residencial para los mayores (Bélgica, Chipre, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Irlanda, Italia, Portugal, España y Reino Unido). Esto podría dificultar las medidas de protección del sector de la asistencia de larga duración frente a las estrategias de alzamiento de bienes de los inversores financieros como las que propiciaron el colapso de Southern Cross en el Reino Unido, por ejemplo.

• El borrador de texto más reciente sobre los servicios en el TTIP de la UE restringe de manera severa la aplicación de las obligaciones del servicio universal (USO) y reduce la competencia por parte de los operadores postales públicos, reflejando así los anhelos de las grandes empresas postales como UPS o FedEx. Las USO, como es la entrega diaria de correo a áreas remotas sin cargo extra, se orientan a garantizar el acceso universal a losservicios básicos a precios asequibles.

• El TTIP y el CETA amenazan con limitar la libertad de las empresas de servicios públicos para producir y distribuir energía según los intereses públicos mediante, por ejemplo, el apoyo a las energías renovables en la lucha contra el cambio climático. Muy pocos Estados miembros de la UE se han reservado explícitamente su derecho en los acuerdos comerciales a adoptar determinadas medidas en relación con la generación eléctrica (solo Bélgica, Portugal y Eslovaquia) y las redes de distribución energéticas locales (entre ellos, Bélgica, Bulgaria, Hungría y Eslovaquia).

• Estados Unidos apunta hacia una apertura del mercado de laeducación a través del TTIP. Desde las formaciones de gestión y los cursos de idiomas hasta las pruebas de admisión en los institutos, las empresas de educación de Estados Unidos que forman parte del mercado europeo como Laureate Education, Apollo Group, y Kaplan Group podrían beneficiarse, al igual que el conglomerado de medios alemán Bertelsmann, que recientemente adquirió participaciones del proveedor de educación en línea de Estados Unidos, Udacity. La Comisión Europea ha pedido a los Estados miembros de la UE que muestren “flexibilidad potencial” en relación con la petición de Estados Unidos asociada a los servicios educativos.

• La industria cinematográfica de Estados Unidos quiere que el TTIP elimine las cuotas relativas a los contenidos europeos y otros planes de apoyo encaminados a la industria del cine (por ejemplo, en Polonia, Francia, España e Italia). Como resultado, los grupos de presión como Motion Picture Association of America (MPPA) y el Gobierno de Estados Unidos se han opuesto a que se excluyan del mandato de TTIP de la UE los servicios audiovisuales, algo por lo que lucha el Gobierno francés. Ahora intentan limitar la exención tanto como se pueda, por ejemplo, mediante la exclusión en la definición de servicios audiovisuales del concepto de retransmisión, aparentemente con el apoyo de los grupos de la industria de la UE como BusinessEurope y la Comisión Europea.

• Los inversores financieros como BlackRock, involucrados en los servicios públicos europeos, podrían utilizar las disposiciones del TTIP y el CETA para los servicios financieros y la protección de la inversión a fin de defender sus intereses frente a las regulaciones “molestas” como son, por ejemplo, la mejora de las condiciones laborales dentro del sector de la asistencia de larga duración. Los grupos de presión como TheCityUK, con sede en Reino Unido y que representa a la industria de servicios financieros, están presionando fuertemente para un TTIP “integral”, que abarque todos los aspectos de la economía transatlántica.

• Las empresas de servicios de Estados Unidos están también presionando para que el TTIP aborde las “barreras al comercio”, como son las regulaciones en materia laboral. Por ejemplo, la empresa estadounidense Home Instead, un proveedor líder en servicios de asistencia domiciliaria para los mayores y que opera mediante franquicias en varios Estados miembros de la UE, quiere que se aborden en el TTIP las “leyes laborales inflexibles”, que obligan a una empresa a ofrecer a sus empleados a tiempo parcial “amplios beneficios como son las vacaciones remuneradas” y, que según se alega, “acrecientan de manera innecesaria los costes de la asistencia domiciliaria”.

Los acuerdos comerciales como el TTIP o el CETA ponen en juego nuestro derecho a los servicios esenciales, además de nuestra capacidad para que los servicios de todo tipo se orienten hacia el beneficio de la sociedad en su conjunto. Si se dejaran que siguieran su propio rumbo, las negociaciones comerciales podrían imposibilitar en último término la aplicación de decisiones que favorezcan al bien común.

Una medida para la protección eficaz de los servicios públicos frente al enorme ataque comercial sería la exclusión completa e inequívoca de todos los servicios públicos de cualquier acuerdo o negociación comerciales dentro de la UE. Pero una exclusión así no sería ciertamente suficiente para deshacerse de las restantes amenazas que se derivan del CETA y el TTIP, ya que hay muchas más disposiciones que ponen en peligro la democracia y el bienestar de los ciudadanos. Mientras que el TTIP y el CETA no protejan la capacidad regulatoria en pos del interés público, deben ser rechazados.

Publicado por la Association Internationale de Techniciens, Experts et Chercheurs (AITEC), Corporate Europe Observatory (CEO), la Federación Europea de Sindicatos de Servicios Públicos (FSESP), Instytut Globalnej Odpowiedzialności (IGO), Transnational Institute (TNI), la Cámara laboral de Viena (AK Vienna), y War on Want.

(Colaboración en la traducción al castellano: Ecologistas en Acción)

Publicado por la Web noalttip.

Una mayoría del Parlamento Europeo se rebela contra el TTIP de servicios que negocia la UE con 22 países

 Los socialistas votan contra su propio informe con la izquierda y los verdes por las enmiendas de conservadores y liberales para restringir la transparencia sobre el acuerdo, que negocia la UE con 22 países, entre ellos EEUU, Australia, Corea del Sur y Pakistán

 La eurodiputada francesa ponente del texto denuncia la “agenda ultraliberal” del Acuerdo sobre Servicios, mucho más ambicioso que el TTIP, y los beneficios para las multinacionales en detrimento de las pymes

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Por Pablo García13 nov 201520:47

El TiSA (Trade in Services Agreement), el Acuerdo de libre comercio sobre servicios que la UE negocia casi en secreto con otros 22 estados desde 2012 y que tiende a promover la liberalización masiva de servicios como la banca o el transporte, empieza a toparse con resistencias internas insalvables. Filtrado por Wikileaks en 2014 y reconocido casi un año después por la Comisión Europea, el TiSA es mucho más ambicioso que el polémico TTIP y ahora mismo en el Parlamento Europeo hay una mayoría de socialistas, izquierdistas y ecologistas que amenazan con bloquear cualquier resolución.

Este bloqueo ya se ha dado en la crucial comisión de Mercado Interior y Protección del Consumidor (IMCO) de la Eurocámara, donde la ponente del informe de opinión sobre el TiSA, la socialista francesa Virginie Rozière, ha votado contra su propio informe arrastrando a la izquierda del GUE y a los verdes. La negativa de la eurodiputada se produce por la introducción de enmiendas por parte de la derecha y de los liberales para restringir la transparencia y volver al antiguo sistema de arbitraje inversor-estado (ISDS) que ha sido incluso descartado del TTIP, según explica la propia Rozière a este medio.

Según portavoces del Parlamento Europeo, ver a un eurodiputado votar contra su propio informe no es algo habitual. “Viendo los problemas de transparencia que afectan al TTIP y viendo que el TiSA se ha presentado ante la sociedad de manera aún mucho más opaca, quisimos resolver el problema del acceso a documentos que encuentra la ciudadanía”, señala la socialista francesa. “Pero la negociación con la derecha europea fue ruda”.

En la enmienda del informe de opinión, Rozière incorporó la frase “aumento del acceso a la información a lo largo del proceso” a los ciudadanos y a las empresas; pero los populares, liberales y conservadores europeos antepusieron su propia enmienda, pidiendo que los documentos abiertos sean los “relevantes” y que éstos sean enviados “a los comités competentes del Parlamento Europeo” exclusivamente.

Si el TTIP ha sido acusado de opacidad por restringir sus documentos y la Comisión Europea, que negocia en exclusiva con Estados Unidos este acuerdo en nombre de la UE, ha tenido que cambiar sobre la marcha las normas de acceso a los textos confidenciales, el TiSA, que discute la Comisión igualmente, se presenta como algo mucho más oscuro. Salió a la luz por una filtración de Wikileaks en junio de 2014, como recogióPúblico, aunque el número de países implicados ha pasado de medio centenar a 23. Además de los 28 estados miembros de la UE y EEUU, aparecen Australia, Islandia, Japón, Corea del Sur, Colombia o México e incluso Pakistán.

Todos estos países pertenecen a la OMC. El objetivo reconocido es el intercambio comercial de los “servicios financieros, las telecomunicaciones, el comercio electrónico, el transporte marítimo y de los trabajadores que se desplazan temporalmente al extranjero para proporcionar servicios”, según la web de la Comisión Europea. Con el TiSA, lamenta Rozière, “se permitirá a las grandes multinacionales entrar en el mercado europeo sin que las pymes tengan las mismas oportunidades con los demás países socios. Es una agenda ultraliberal”.

“Inadmisible”

“Hasta ahora existe muy poca información sobre las negociaciones”, critica Lola Sánchez, de Podemos. Esta eurodiputada también dirige otro informe de opinión en otra comisión. “Debemos exigir más información porque es inadmisible que hasta ahora haya sido WikiLeaks quien haya informado y no la propia Comisión Europea”.

“Es la prueba de que estamos a favor de un acuerdo, pero no de cualquier acuerdo”, dice Sergio Gutiérrez, eurodiputado del PSOE y miembro de la Comisión IMCO. “Como en el TTIP, pedimos transparencia, arbitraje público, garantías sociales y protección al consumidor”. En el PPE nadie ha querido hacer comentarios sobre este asunto. 

Otro de los choques entre socialistas y populares en torno al TiSA se debe a los mecanismos de intermediación de conflictos entre una multinacional y un estado. Los segundos apostaron por acoplar en el informe “un sólido mecanismo para arbitrar las diferencias, el cual debe garantizar que las partes implicadas respeten sus compromisos y respeten también las reglas”. Se trata de una referencia directa al polémico ISDS, formado generalmente por árbitros procedentes del sector privado y que la Comisión Europea ha tenido que cambiar en del TTIP siguiendo la orden del Parlamento Europeo. El nuevo modelo que Bruselas presentará se denomina Investment Court System (ICS), y aún no ha sido negociado con EEUU pero tendrá, en principio, un barniz público.

La tramitación parlamentaria del informe de opinión del TTIP, aprobada en julio en medio de la crisis griega, tuvo momentos de tensión y debió ser postergada un mes por las disidencias de algunos socialistas. Al final el TTIP recibió los votos en contra de los socialistas franceses o belgas, pero fue respaldado por la mayoría del S&D, entre ellos el PSOE. La Eurocámara no puede negociar, pero sí tumbar el resultado de la negociación, cuando esta concluya. Con el TiSA sucede lo mismo, aunque este acuerdo aún está en la fase preliminar.

Publicado por el Diario.

Por qué despierta tanta oposición en Europa el TTIP, el acuerdo que creará el mayor mercado del mundo

RedacciónBBC Mundo.

Más de 100.000 personas marcharon en Berlín y otras ciudades de Europa contra el TTIP.

¿Que hizo que más de 100.000 berlineses salieran a las calles a protestar este fin de semana en la capital alemana?

La cuatro letras que desatan su furia, TTIP, identifican a un acuerdo económico en ciernes que abriría nuevos canales comerciales entre la Unión Europea y Estados Unidos.

Lo que a primera vista no parece muy amenazante, dado que el TTIP (Acuerdo Trasatlántico de Comercio e Inversión, por sus siglas en inglés) se trata de una propuesta de unión comercial entre dos bloques de países desarrollados que comparten muchas características políticas y culturales.

Y en donde no se dan las abismales diferencias de ingresos entre países miembros que han hecho que otros tratados como el de América del Norte (TLCAN), o el más reciente Acuerdo Transpacífico (TPP), sean criticados como poco más que plataformas para que las naciones más ricas puedan establecer maquiladoras en las naciones más pobres de esas alianzas.

No obstante, el propuesto TTIP -actualmente en negociación- ha desatado multitudinarias protestas en Alemania y en el resto de Europa.

La de Berlín el sábado congregó a 250.000 personas, según los organizadores, y 100.000 según la policía.

En cualquier caso fue una de las manifestaciones más grandes que se recuerden contra un tratado comercial.

Detalles

Para los opositores al tratado, que crearía el mayor bloque comercial del mundo, el diablo está en los detalles.

Específicamente en los acuerdos de armonización de normas regulatorias en temas como el ambiental o el laboral.

Lo que temen muchos activistas es que la asociación con Estados Unidos vaya a socavar las estrictas normas europeas en estas materias.

Y que el TTIP vaya a ser una especie de caballo de Troya mediante el cual lo que ellos consideran “capitalismo salvaje” estadounidense vaya a tomarse el modelo más estatista e intervencionista de Europa occidental.

Lea también:El acuerdo comercial más grande del mundo no incluye a China

Normas polémicas

La European Citizens Initiative (Iniciativa Ciudadana Europea) se describe a sí misma como una agrupación de más de 500 ONG del Viejo Continente coordinadas en su oposición al tratado en discusión.

Image copyrightafpImage captionLos activistas dicen que el TTIP puede socavar instituciones democráticas.

Su sitio web (www.stop-ttip.org) expone sus principales críticas al propuesto tratado.

Una de ellas tiene que ver con el sistema de resolución de disputas entre los inversionistas y los Estados.

La norma permitiría a empresarios de Estados Unidos y Canadá a demandar por daños y perjuicios si creen que han sufrido pérdidas debido a leyes de la Unión Europea o de Estados miembros de la Unión Europea.

Lea también: ¿Puede el poder de las multinacionales amenazar la democracia?

“Esto también puede afectar leyes que se expidieron en el interés del bien común, tal como las de la protección ambiental y del consumidor”, dice el sitio web del grupo activista.

Una herramienta de protección

Una opinión que, por supuesto, no es compartida por muchos empresarios que ven en este sistema de resolución de disputas un mecanismo para garantizar la seguridad jurídica de sus inversiones.

Image copyrightAFPImage captionLos defensores de la iniciativa aseguran que generará desarrollo y puestos de trabajo.

Las naciones industrializadas concibieron este tipo de convenio en los años 60 como una manera de proteger las inversiones de sus compañías contra riesgos como las nacionalizaciones en los países extranjeros en los que operaban.

“Quienes apoyan la herramienta alegan que es un foro imparcial y justo para arbitrar disputas entre los inversores y los Estados y, de ser apropiado, para decidir el monto de la compensación que deben recibir los inversores”, asegura el analista económico de la BBC Michael Robinson.

Armonización

Los opositores al TTIP en Europa también aseguran que el medio ambiente del continente sufriría si se aprueba el tratado.

Image copyrightGettyImage captionSe calcula que las negociaciones del TTIP terminarán en 2016.

Por ejemplo, aseguran, el tratado daría pie para una mayor actividad de exploración petrolera usando los métodos de frackingque la Unión Europea ha resistido hasta el momento por los riesgos ambientales que se le atribuyen.

Aunque un eventual tratado tendría que ser ratificado por los parlamentos nacionales, hasta el momento ha sido discutido en privado, precisamente en un momento en que la confianza pública por las instituciones europeas parece estar tocando fondo.

Por lo que no resulta extraño que los miles de activistas en Berlín y otras capitales europeas estimen que esta es una causa por la que vale la pena protestar.

Lea también: Las lecciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte

Mercado expandido

Como ocurre frecuentemente con los tratados de libre comercio, las críticas se ven contrapuestas a las expectativas de grandes logros económicos y de generación de empleo si el acuerdo se aprueba.

La Comisión Europea ha estimado que el TTIP podría aumentar el tamaño de la economía de la UE en US$130.000 millones.

Si, como se espera, las negociaciones concluyen el año entrante y el acuerdo se materializa, sería el mayor acuerdo comercial en la historia

Publicado por la BBC.

Susan George: “El TTIP es un asalto a cada una de las ramas de la democracia”

   

LAURA L.DAVID

La activista alerta de que el tratado atacaría a la justicia, el medioambiente, la agricultura y los derechos laborales, aunque se muestra optimista y cree que nunca llegará a firmarse.

Susan George, presidenta de honor de ATTAC Francia y del Transnational Institute de Amsterdam.

VALENCIA.- “Tenemos mucho trabajo, esta tarde van a escuchar muchas malas noticias, pero quiero decirles que podemos ganar”. La que habla, empodera y anima es la infatigableSusan George, que a sus 81 años, lleva miles de kilómetros recorridos para sensibilizar a la ciudadanía europea e impedir que, con información y organización, se acabe firmando el TTIP (Tratado Transatlántico de Libre Comercio e Inversión, cuyas siglas se obtienen a partir de su denominación en inglés Trasatlantic Trade & Investment Partnership) que negocian la Unión Europea y los Estados Unidos.

Este martes George recaló en el Centre Cultural La Nau, un edificio que tal y como explicó el Vicerector de Cultura e Igualdad de la Universitat de València, no tuvo capacidad para albergar a toda la gente que quiso acudir a escuchar a la presidenta honorífica de ATTAC Francia y del Transnational Institute de Amsterdam (aquí, su ponencia sobre el TTIP en Espacio Público).

Junto a George estuvo el catedrático de Geografía Humana de la Universitat de València,Joan Romero, quien habló de la autora deInfome Lugano como la “académica activista”, tal y como ella misma se autodefine, y destacó que su último libro (Los usurpadores: cómo las empresas transnacionales toman el poder’, editorial Icaria Antrazyt) es “una reflexión sobre el poder y quienes lo detentan” además de “un manifiesto de la importancia de considerar a las personas ciudadanas con derechos propios” en el que George “invita con su ejemplo a dar la batalla de las ideas, porque hay que cambiar el marco; es ahí donde está el debate”. Una invitación, dijo Romero, “amable” al optimismo de la voluntad” de una “joven activista global” que está recorriendo Europa para decir no al TTIP. 

Un tratado por encima de la ley

Y después George se puso la sonrisa para alertar de que el TTIP en realidad no tiene ninguna gracia. “Es un asalto a cada una de las ramas de la democracia”, avisó la politóloga y licenciada en Filosofía, que desgranó que algunos de estos efectos perniciosos recaerán sobre la vía judicial, al implantarse tribunales de arbitraje privados en los que las empresas podrán demandar a los gobiernos si no les satisface alguna de sus decisiones y pedirles que cambien la ley.

Otro de los asuntos por los que la Campaña contra el TTIP (de la que George forma parte) está preocupada es el medioambiente. “Habrá que permitir el acceso al carbón, al gas y al petróleo”, explica la activista, poniendo como ejemplo empresas que quieran aplicar prácticas de fracking. Y también la agricultura está en juego, poniendo en riesgo la producción europea con respecto a la estadounidense, “con enormes fincas de cultivos subvencionados”. Según los cálculos de la campaña, un tercio de los 13,8 millones de agricultores que tiene actualmente la UE “no podrá a sobrevivir” si se asumen las reglas del juego de Estados Unidos.

También las condiciones laborales se verán mermadas, al ser los salarios norteamericanos más bajos que los europeos y darse la situación de que en

Competencia barata para los trabajadores

Los agricultores y trabajadores, considera George, “tienen que preocuparse” porque van a hacerles “una competencia más barata”. Pero también las familias “van a sufrir” al introducirse en los alimentos los organismos genéticamente modificados libremente como ya se hace en Estados Unidos, mientras que en Europa, hasta ahora, existe el “principio de precaución”, mediante el cual las empresas deben demostrar antes de lanzar un producto al mercado que este es “inocuo” para la población. “En los últimos 40 años”, ejemplifica George, “los países europeos han rechazado 1.200 productos químicos; Estados Unidos, 5 o 6”.

Al final, sintetiza esta agitadora, “no se trata de comercio ni de inversiones, se trata de estandarizar y armonizar normativas” en favor de las grandes corporaciones, que tienen el “respaldo” de Estados Unidos y la Unión Europea y quieren la “integración económica”. Uno de los objetivos del TTIP, cuenta, es “empoderar al sector privado, que no lo necesita”. “Todas sus metas son en favor de las multinacionales y no van a ayudar en absoluto a las pequeñas y medianas empresas”, a pesar de que es este

Una cuestión de poder

“No tienen ningún interés en que se conozca”, prosigue George, que salta de un tema a otro removiendo papeles –al principio de la charla, ya ha advertido que tiene “mucho material”- y asume: “no tenemos informes sobre la negociación; todo lo que tenemos son chismes, por decirlo de alguna manera”. Para ella el TTIP es un “tratado de hojas perennes irreversible”, que Estados Unidos y la Unión Europea quieren firmar “sobre lo que todas estaríamos de acuerdo” para después ir añadiendo “trocitos”. “Es todo una cuestión de poder”, concluye la politóloga, que, no obstante, quiere cerrar su intervención con optimismo.

“No nos paramos aquí, hay mucho trabajo que denunciar”, animó a las personas que acudieron al debate –entre las que se pudo ver a la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana,Mónica Oltra– para que fueran “embajadoras” de la campaña. “Podemos derrotar este tratado horrible si nos autoorganizamos”, defendió

Publicado por    Publico.