ENTREVISTA: MEGAN MAXWELL

AU Agenda Urbana ha entrevistado a la reconocida y prolífica escritora del género romántico Megan Maxwell. De madre española y padre americano, ha publicado más de una docena de novelas además de cuentos y relatos en antologías colectivas. En 2010 fue ganadora del Premio Internacional Seseña de Novela Romántica; en 2010, 2011 y 2012 recibió el Premio Dama de Clubromantica. com y en 2013 recibió el AURA, galardón que otorga el Encuentro Yo Leo RA (Romántica Adulta). Pídeme lo que quieras, su debut en el género erótico, fue premiada con las Tres plumas a la mejor novela erótica que otorga el Premio Pasión por la novela romántica.

Melocotón loco es una historia de amor atípica con intriga y un poco de erotismo.
Es una novela que nació hace dos años aunque ha salido ahora; muy divertida, una comedia romántica que es lo que a mí me gusta escribir, es diferente a la novela erótica que he hecho hasta ahora. Nos habla de un bombero de los que hacen soñar y una fotógrafa muy independiente que cuando le ve por primera vez siente el flechazo. Se cuenta un poco la historia de cómo ella a pesar de lo enamorada que está de él aguanta muchas cosas y cuando ya dice “bueno, hasta aquí hemos llegado, se tiene que acabar esto” entonces la tortilla se da la vuelta. Es una historia que acaba bien, todas mis historias acaban bien. Para sufrimiento ya tenemos el de la vida real.

¿El amor distorsiona la realidad?
Totalmente. El amor es una cosa que cuando lo sientes te “agilipolla” . Cuando nos enamoramos de una persona perdemos la noción del tiempo, de lo que está bien, de lo que está mal… Es como si nos metieran en una burbuja con esa persona y solamente quisiéramos estar con ella, agradarle.

¿Y perjudica seriamente la salud?
Mucho.

Hábleme de los nombres de los personajes: lo de Pato para Ana, Nana para Luci, Calvin (el hombre con nombre de calzoncillo), y mi preferido, Caramelo de chocolate.
Mis amigas me exigen que algunas de mis novelas tienen que llevar sus nombres, así que las tengo por orden y esta vez le tocaba a mi amiga Ana. Calvin me venía muy bien porque me gusta mucho jugar, era fenomenal por aquello de ‘el hombre con nombre de calzoncillo’. Nana y Pato es que yo soy la típica que pone los motes aunque suene muy ridículo. Muchas de las cosas que pasan en mis novelas son cosas que nosotras, en el grupo de amigas, utilizamos. Las he metido porque me resultan muy graciosas y quiero que las guerreras se fijen. Me hace gracia porque luego entre ellas lo comentan.

Veo el estereotipo de la madre histérica que quiere casar bien a sus hijas, también en el encuentro de los bomberos con las modelos…
Me gusta mucho utilizar los estereotipos porque piensa que en este mundo hay infinidad. Cuando creo un personaje potencio mucho lo que quiero que tú veas: la madre histérica que quiere casar a sus hijas con alguien de su posición; el bombero que sigue siendo un héroe pero se cuida el cuerpo que no veas; vecinas que bajan a casa con los dulces recién hechos…  Los utilizo mucho porque quiero que te los imagines tan bien que no quepa duda.

Hay quien compara sus libros con  las 50 Sombras de Grey, ¿le molesta?
No me molesta para nada. A mí si ella no hubiera triunfado no me habrían propuesto escribir ‘Pídeme lo que quieras’, que no es como mis otras novelas, pero no se puede negar que a raíz de ella esto se ha movido.  Por norma general los personajes de las novelas eróticas suelen tener algo oculto, traumático, pero en las mías no. Les mola y ya está.

Leo en su novela: ‘El hombre que trata a su mujer como una princesa fue criado por una reina’.
Sí. Eso es un refrán que muchas veces es así. Hay madres muy detallistas en el sentido de enseñarle a su hijo cómo se trata a una mujer.

¿Y al contrario?, porque hay muchos hombres que no tratan bien a sus mujeres.
Hay muchísimos, aún teniendo madres que a ellos les trataron más que a un príncipe. Al contrario poco te puedo decir, pero vamos, cuando un hombre lo ves caballeroso y bien se suele decir “tu madre te ha educado muy bien”, y eso espero que mi hijo el día de mañana se lo aplique.

GINÉS VERA

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