Gracias al arraigo de la indumentaria fallera, Valencia es la única ciudad de España donde se conserva la artesanía sedera en telares manuales. El damasco, el brocatel y el espolín son un alarde textil que aún se mantiene.
El traje regional masculino ha resurgido con intensidad desde hace unos años. No es nada extraño admirar en los pasacalles a niños y adultos ataviados con el traje de saragüell, el traje de torrentí o combinaciones de «jupetí» con pantalón negro o a rayas, camisas de seda o hilo, zapatos y calcetines negros o alpargatas de labrador con calcetines bordados.
En cuanto a las falleras, están extendidos los usos del traje de gala de labradora valenciana, los trajes del siglo XVIII con uno o tres moños y los trajes de huertana. No son aceptadas las piezas de vestir u ornamentaciones que no sean las tradicionales y propias del traje. De hecho, el Ayuntamiento de Valencia ha promovido este año una línea más natural y con menor vuelo en los trajes, evitando el uso del cancán, plásticos y aros bajo la falda.
Sobre aderezos, peinetas y joyería, destacan los pendientes en racimo, a tres o balcón, y las peinetas de flor de agua; así como la plata envejecida, plata dorada, plata rosa, el oro amarillo y los metales cobrizos.
Información obtenida de App fallas 2015.