Breve historia del Miguelete
Empezaré el blog con este imponente monumento de nuestra ciudad; el Miguelete (o en valenciano Micalet). Entre sus características objetivas pueden citarse que mide 51 metros, dependiendo desde donde se mida, 50,85 m. igual que su perímetro que es de forma octogonal y tiene cuatro cuerpos de idénticas proporciones. Hay que añadir que la espadaña, el remate final del siglo XVIII) no suele contar para calcular su altura.
A finales de 1300, el obispo de la ciudad, Jaime de Aragón le comentó a su primo, el rey Pedro IV el Ceremonioso, la necesidad de levantar un campanario de mayores dimensiones, pues el que había de estilo románico construido a la otra parte de la catedral, junto a la actual capilla del Santo Cáliz, se había quedado pequeño. Para ello era preciso comprar y demoler unas casas de la, por aquel entonces, plaça de les cols.
No tardó en contestar el monarca dando su permiso, adquiridas y destruidas la construcción ya estaba lista, empezándose un año después, en concreto en 1381, como puede leerse (a duras penas) en una placa que se encuentra en la base a unos tres metros del suelo. El maestro de obras (hoy en día arquitecto) elegido fue Andrés Julià. Tradicionalmente se suele citar como el único, sí que lo fue, pero en lo referente a su autoría. Dos años después, las obras estaban muy retrasadas por dos razones; las idas y venidas de Juliá a Tortosa y a la falta de recursos económicos.
La construcción siguió adelante con donativos particulares, de censos, y aportaciones de carácter público. A partir de 1396 estuvo al frente José Franch, y en 1402 cobró gran impulso el futuro campanario gracias a picapedreros que esculpieron su firma en las piedras. Hasta veintinueve marcas diferentes se han contabilizado.
En 1413 la torre llegaba hasta el tercer cuerpo, siendo el punto más alto de la urbe, seguramente hasta donde llegaban los planos de Julià, pues al año siguiente se pagó una cantidad a Pere Balaguer, artífice de las Torres de Serranos, para “espiar” demás torres y campanarios y embellecer el campanar nou de la catedral.
La primitiva campana de les hores (de las horas, pues sólo marca las horas) fue puesta en 1418, el día de San Miguel Arcángel de ahí su posterior nombre de Miguelete, la versión más extendida. Hecho curioso ya que sucedió antes de que fuera acabada totalmente la torre en 1424. Por lo menos oficialmente, ya que todavía faltaría construir una claraboya para terminar el campanario, tarea que se le encomendó a Martín Lobet y que le llevaron cinco años.
De entre las notas curiosas del Miguelete rescataré algunas; su primitivo aislamiento de la catedral, cerrándose con una reja de madera que protegía la entrada de la escalera, la existencia de una extraña piedra sonora, situada en el exterior y a metro y medio del suelo, que golpeándola llega su sonido a la estancia del campanero, el fracaso de un par de relojes, y que su terraza se convirtió en lugar de celebraciones y también “hogar” de hogueras para defender a la ciudad de posibles peligros.
Para los más curiosos; El Micalet de la Catedral, José Sanchís Sivera. Ed. Catedral de Valencia.
Valencia. Reed. 1977
publicado por Love Valencia