sanciona a 75 titulares de taxi que admitieron haber cedido sus licencias a ocho floteros

ECONOMÍA

 El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria anuncia que iniciará un procedimiento sancionador que podría concluir con la imposición de multas de 4.000 euros y la revocación de los permisos

 El concejal de Transportes, José Eduardo Ramírez, espera tener antes de final de año los expedientes de la Agencia Tributaria para poderles dar curso por la vía administrativa

Por Iván Suárez

La Agencia Tributaria ha sancionado a 75 titulares de licencias de taxi en Las Palmas de Gran Canaria que admitieron ante este organismo haber cedido sus permisos a ocho floteros para que los administraran al margen de las ordenanzas municipales, en régimen de explotación laboral de los conductores y sin que los titulares cotizaran a la Seguridad Social.

Muchos de ellos ya han pagado las multas por haber incumplido sus obligaciones tributarias tanto en lo referente a las retenciones del Impuesto Sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) como en el abono del Impuesto General Indirecto Canario (IGIC). Al haber reconocido los hechos, las sanciones impuestas por este tipo de fraude se han visto reducidas.

En los próximos días, el Ayuntamiento de la capital grancanaria, que ya tiene constancia de estas actuaciones, solicitará de forma oficial a Hacienda que le remita los expedientes finiquitados para poderles dar curso por la vía administrativa.

Según ha explicado a este periódico el concejal de Transportes de la corporación, José Eduardo Ramírez, a partir de ese momento se abrirá un procedimiento que podría culminar, siempre que no prosperen las alegaciones de los implicados, en una sanción de aproximadamente 4.000 euros por cada licencia cedida de forma irregular y la revocación de los permisos.

Ramírez, que espera poder tener los expedientes antes de que finalice el año, ha señalado que el Ayuntamiento ya tramita varios procedimientos por actuaciones similares correspondientes al año 2014.  

El caso de los floteros estalló en julio de 2013 con el precinto y registro policial a dos cooperativas de taxistas de Las Palmas de Gran Canaria, ordenados por el Juzgado de Instrucción número 8 de la capital en coordinación con la Vigilancia Aduanera del Ministerio de Hacienda, tras la denuncia interpuesta en la Fiscalía por el entonces presidente de la Asociación de Titulares de Licencia de Autotaxis de Canarias (Atlatc), Expedito Suárez. Previamente había sido María Eugenia García, presidenta de la Asociación de Asalariados del Taxi, quien había llevado el caso a la Justicia., aunque fue archivado.

A raíz de las primeras detenciones y de las investigaciones que constataban la explotación irregular de licencias y la existencia de un sistema de comisiones vinculado al traspaso de los permisos, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, entonces gobernado por el PP, se comprometió a estudiar si era viable legalmente que el nuevo reglamento, en ese momento en periodo de redacción, estipulara que sólo pudiera haber una licencia por titular, que éste tuviera dedicación plena y que estuviera dado de alta en la Seguridad Social como autónomo.

Sin embargo, la ordenanza municipal aprobada finalmente deja en manos del Gobierno de Canarias la concesión de licencias, sobre la base de la Ley 13/2007 de Ordenación del Transporte por Carretera, y permite que una persona pueda acumular hasta cinco permisos.

Por su parte, la Tesorería General de la Seguridad Social informó a principios de año a los propietarios de licencias de taxi que estaban obligados a darse de alta como autónomos para explotarlas. Sin embargo, tres meses después de que concluyera el plazo otorgado para regularizar la situación, la Administración sigue sin obligar a los propietarios a inscribirse en el régimen de trabajadores autónomos (RETA) y ha permitido que vinculen las licencias a un familiar-colaborador hasta el segundo grado de consanguinidad o afinidad, siempre que esté dado de alta en el RETA

Publicado por el Diario.

Un taxi para una edil discapacitada, considerado «superfluo y prescindible»

El PSOE acusa a IU de Lena de «vejar» a una concejal que utiliza una silla de ruedas por los gastos que genera su desplazamiento

El PSOE de Lena denuncia «el trato vejatorio al que está siendo sometida una de nuestras concejalas afectada por un problema de movilidad reducida (se desplaza en silla de ruedas) por el gobierno local de Izquierda Unida». Por medio de un comunicado, el PSOE advierte de que este trato «no lo vamos a consentir de ninguna de las maneras». En concreto, critican que IU utilice «el argumento mezquino y ruin de que los gastos de nuestra concejala en desplazamiento para asistir a actos institucionales, en un taxi adaptado, son superfluos y prescindibles». La edil aludida es María Gemma González.

«Confunden gravemente, una vez más, lo personal con la público, repiten este argumento siempre que pueden. Lo hicieron el otro día, veladamente, en el último Pleno municipal, ante la interpelación hecha al alcalde por los excesivos e injustificados gastos de su tarjeta de crédito de dinero público; lo hacen de una forma deleznable», afirman los socialistas en el comunicado.

«Su comportamiento no solo es despreciable por ser mezquino y ruin. Son conscientes de la ausencia total de ética de sus palabras», reiteran.

Y es que cuando faltan argumentos políticos, quienes actúan como portavoces de IU en Lena –dicen– «acostumbran a recurrir a la descalificación personal, poniendo de manifiesto su ausencia total de ética, sin reparar en el daño que provocan con ello, mezclando asuntos de manera miserable y cobarde».

Por último, reclaman a IU que «sepa recapacitar, reflexione sobre su propio código ético, abandone esta actitud en lo sucesivo, y haga públicamente una rectificación de esas manifestaciones sobre la concejala». 

Publicado por el Comercio.

L’Ajuntament estudia crear una xarxa de parades per disminuir la crida de taxis al carrer

STAC 5 novembre 2015 General Deja un comentario 187 Visto

BTV. Barcelona.- L’Ajuntament està estudiant la proposta del sector del taxi de crear una xarxa de microparades que millori l’eficiència d’aquest transport. Segons Mercedes Vidal, regidora de Mobilitat i presidenta de l’Institut Metropolità del Taxi, la idea és que de “manera natural” els usuaris utilitzin aquests punts en detriment del costum d’aturar els vehicles al carrer. La mesura milloraria el trànsit i contribuiria a disminuir la contaminació.

Es tractaria de parades petites, de dos o tres taxis, en la majoria dels casos. Mercedes Vidal ha explicat que l’objectiu és que “el ciutadà les tingui molt a prop” i ha deixat clar que no es multaria en cap cas la tradicional pràctica d’aturar els taxis amb la mà. Amb el sistema de parades es busca optimitzar el rendiment dels vehicles que actualment, de mitjana, només van ocupats el 39 % del temps que circulen. Segons Vidal, això és “molt perjudicial” tant per l’impacte en el trànsit com per la contaminació innecessària que es genera, a part de suposar més despesa per als taxistes.

El responsable de mobilitat  del Sindicat del Taxi de Catalunya, Carlos Fernández, assegura que amb les microparades “no s’arreglaria tot” però “tots hi sortiríem guanyant”. El representant de l’SCAT coincideix a considerar que es milloraria en “intensitat de trànsit, en contaminació” i que la mesura ajudaria els taxistes a guanyar “rendibilitat”.

La regidora de Mobilitat ha assegurat que hi ha una “bona entesa” entre l’Administració i el sector del taxi però que encara no hi ha “cap decisió” presa. Actualment existeixen 202 parades de taxi a la ciutat de Barcelona, que representen el 70 % de les que hi ha al conjunt de l’àrea metropolitana. A les parades, els usuaris tenen dret a escollir el vehicle tot i que, a la pràctica, el més habitual és seguir el sistema de torns que es crea entre els taxistes.

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Cabify alega para evitar su cierre que no son taxistas sino chóferes

Un juzgado de Madrid dirime si suspende cautelarmente la aplicación como pide una asociación del taxi madrileña

RAMÓN MUÑOZ Madrid 

Juan Ignacio García Braschi, director general de Cabify España.

Cabify ha pedido al juez que no suspenda su actividad cautelarmente porque sus conductores no son taxistas encubiertos sino autónomos que ejercen como chóferes con vehículo propio, que trabajan exclusivamente para la plataforma, que es la que se encarga de contactar con los usuarios finales, la mayor parte de ellos empresas.

El juzgado de lo mercantil número 12 de Madrid celebró este miércoles la vista sobre la petición de suspensión cautelar de la actividad de Cabify a demanda de la Federación Profesional del Taxi, al considerar que esta firma de Internet ejerce una competencia desleal en su sector.

Esta asociación de taxistas exige la paralización de Cabify porque entiende que su actividad supone una intromisión desleal en su sector, puesto que los conductores de la plataforma prestan el mismo servicio de recogida de pasajeros en trayectos urbanos que los taxis, sin atenerse a las limitaciones que impone la reglamentación de transportes a las licencias de vehículos de transporte con conductor (VTC), figura administrativa bajo la que trabajan los conductores de Cabify.

La principal de esas limitaciones es que los conductores que operan con licencia VTC deben regresar a su lugar de estacionamiento habitual tras llevar al pasajero que les contrata un servicio, en lugar de circular continuamente por la ciudad hasta que se les asigna una nueva recogida como hacen los de Cabify, según alegó ante el juez esta asociación de taxistas.

Los taxistas se amparan el artículo 182 del Reglamento de Ordenación del Transporte Terrestre (ROTT) que “el servicio de arrendamiento de vehículos con conductor deberá contratarse previamente en las oficinas o locales de la empresa arrendadora. (…) En ningún caso podrán los correspondientes vehículos aguardar o circular por las vías públicas en busca de clientes, ni realizar la recogida de los que no hayan contratado previamente el servicio”.

La defensa de Cabify refuta este argumento asegurando que, a diferencia de los taxistas, los conductores asociados a la plataforma solo tienen un cliente, la propia Cabify, que es la que se encarga de contactar con los viajeros y facturarles el trayecto, por lo que no incumplen ninguna de las dos limitaciones que marca la normativa para los VTC y cuya prerrogativa se reserva exclusivamente para los taxistas: recoger a pasajeros en la calle y tener paradas fijas de recogida. Además, indicó que el Tribunal Supremo derogó parcialmente la normativa que exigía tener un lugar de aparcamiento habitual a los chóferes autónomos.

Según la defensa, los conductores de Cabify —alrededor de 400— son autónomos con licencia VTC que, tras pasar un proceso de selección muy riguroso, firman un contrato con la plataforma de dedicación exclusiva durante su horario de trabajo y, por tanto, no tiene nada que ver con otros proyectos como Uber o BlaBlaCar, que funcionan entre particulares, actuando la firma de Internet como intermediaria únicamente.

Cabify indicó al juez que, a diferencia de estas iniciativas, la firma siempre ha cumplido con la normativa vigente, y cuenta con todos los permisos de los organismos que regulan la actividad de transporte, desde los ministerios de Fomento y Economía, hasta la Dirección General de Transportes de la Comunidad de Madrid. A consultas de estas instancias, cuando comenzó a operar en 2012 se sacó la licencia de agencia de viajes para poder contratar a los conductores.

El funcionamiento de Cabify es distinto del de Uber o BlaBlaCar porque factura directamente. Los clientes se ponen en contacto con la plataforma vía online y contratan un servicio, cuyo precio es fijo para cada trayecto, independientemente del tráfico u otras circunstancias, y un 15% de media más barato que si se contrata el mismo servicio de un taxi, según la empresa. Los viajeros pagan con su tarjeta de crédito a Cabify que, a su vez, abona la retribución a los conductores, descontándoles una comisión del 20%.

No es la primera vez que un proyecto empresarial relacionado con el transporte y la economía colaborativa se enfrenta a los tribunales. Uber, la plataforma de transporte privado urbano entre particulares, fue declarada ilegal en toda España en diciembre de 2014 por un juzgado mercantil de Madrid. Por su parte,BlaBlaCar, la aplicación que sirve para compartir coche en viajes interurbanos, está a la espera de que un juzgado madrileño dilucide sobre la demanda de la patronal de transporte de viajeros por autobús (Fenebus), que también pidió su suspensión cautelar. Se espera que el fallo se dé a conocer durante el presente mes de noviembre.

Pero Cabify quiere distanciarse de estas iniciativas de la llamada economía colaborativa. La mejor prueba de esa actitud es que han contratado como asesor jurídico a José Andrés Díez, que ejerció como asesor pero de la parte acusadora en los procesos celebrados contra Uber y BlaBlaCar contratado por la Asociación Madrileña del Taxi y Fenebus, respectivamente.

Los conductores de Cabify son profesionales –muchos incluso son extaxistas- que deben pasar requisitos como un test de drogas, certificado de penales, examen de conocimiento de la ciudad, test psicotécnico. Deben poseer además un vehículo de gama media o alta, pintado de negro, de antigüedad menor a los seis años, y deben ir uniformados.

La plataforma trabaja fundamentalmente con empresas, segmento al que está ligado dos tercios de su facturación, desde grandes multinacionales como FCC o Securitas a pequeños y medianos negocios. Cuentan con 500.000 usuarios en las 14 ciudades en las que opera (Madrid, Barcelona, A Coruña, Málaga, Valencia, Bilbao, Vitoria, Tenerife, Santiago de Chile, Lima, Bogotá, México D.F., Querétaro y Monterrey), aunque más de 150.000 están en España.

Juan Ignacio García-Braschi, director general de Cabify en España, confía en que la justicia les dé la razón, “porque su actividad se ajusta perfectamente a la legalidad

Publicado por el País.