«Fueron dos minutos eternos, hemos vuelto a nacer», reconoce la pasajera, de 50 años, quien logró frenar el vehículo en el arcén de la CV-35
VALENCIA La rápida reacción de una mujer que viajaba como pasajera en el asiento trasero de un taxi evitó la semana pasada lo que bien podría haber sido un accidente seguro. El conductor del vehículo, que circulaba por la autovía CV-35, sentido Valencia, sufrió un desvanecimiento por causas que se desconocen y el coche quedó sin control en plena autovía poniendo en riesgo la seguridad de los dos ocupantes del vehículo y del resto del tráfico. La mujer no tuvo apenas tiempo de pensar y nada más percatarse de que el conductor caía desplomado hacia el lado del asiento del copiloto, tomó el volante del coche a través del hueco entre los asientos. Gracias a su rápida maniobra la pasajera logró detener el taxi en el arcén antes de que chocara con otro vehículo.
«Fue instintivo, a día de hoy todavía no sé ni cómo lo hice», reconoce la protagonista de esta historia con final feliz, quien prefiere mantener su anonimato. «Al bajar del coche me temblaban las piernas. Fueron dos minutos o tres como mucho, pero se te hacen eternos», asegura la mujer, de 50 años, quien tiene carné de conducir pero nunca se había visto en una situación límite como ésta. «Esto sólo pasa en las películas y ni ahí te lo crees», apunta ya más tranquila tras el susto vivido.
Los hechos ocurrieron el pasado 5 de diciembre en torno a las 19.30 horas en la autovía CV-35, a la altura del término municipal de Burjassot. La clienta había cogido el taxi minutos antes en Godella. Fue tras incorporarse a la citada vía rápida cuando ocurrió lo que menos te esperas cuando vas como pasajero en un taxi, que su conductor se desmaye.
«Yo iba hablando por el móvil cuando el taxista dijo que se encontraba mal, pero no llegó a acabar la frase, …, se cayó al lado derecho como si se hubiera dormido», relata la mujer que iba en el asiento de atrás. «Tiré el teléfono y como pude cogí el volante y fui arrimando el coche hacia el lado derecho». «La suerte que tuve es que no venía ningún coche por la derecha», apunta.
Antes de perder el conocimiento el conductor había puesto el punto muerto pero el coche seguía con la propia inercia de la velocidad a la que circulaba, superior a los 50 km/h. Durante unos breves minutos, que para ella fueron eternos, la pasajera logró controlar el coche y un poco más adelante accionó el freno de mano al ver un espacio en el arcén.
«Cuando bajé llamé al 112 y al rato el conductor se despertó. No era consciente de lo que había pasado, pero habíamos vuelto a nacer», asegura. El taxista fue trasladado a un hospital tras sufrir vómitos. Las fuentes consultadas apuntan a la posibilidad de que el conductor sufriera un brote de narcolepsia. De hecho, la mujer escuchó varios ronquidos.