El Ayuntamiento de Valencia ha procedido a abrir las playas de la Malvarrosa y la Devesa, desde la Gola de Pujol hasta la Gola del Perellonet, tras los buenos resultados obtenidos en los últimos análisis realizados en el agua.
Fuentes municipales informaron de que no hay constancia de problemas en las depuradoras de El Saler y Pinedo, y que la posible causa de la llegada de estas bacterias podría ser el aumento del caudal de agua de riego, que podría haber arrastrado aguas con estas bacterias de la zona de Sedaví-Alfafar que desembocan directamente en la gola de Pujol.
Desde el consistorio aseguran que los resultados obtenidos hoy son «muy buenos» y han justificado la decisión de cerrar al baño las playas «si las pruebas no muestran escrupulosamente los niveles óptimos de calidad».
A mediados de junio, los Ayuntamientos de Valencia y Alboraya restringieron el baño un día en las playas de la Malvarrosa, Cabanyal y Patacona debido al hallazgo de bacterias coliformes en un análisis del agua realizado por la Conselleria de Medio Ambiente.
Asimismo, a finales de junio las playas de la Patacona y Port Saplaya Nord de Alboraya (Valencia) se cerraron dos días al baño, al haber detectado niveles elevados de parámetros microbiológicos. EFE
La esposa, muy nerviosa, avisó al servicio público y subió al coche de Amjad, quien encontró al marido en la calle Emilio Baró, a dos kilómetros de su casa
JOSÉ MOLINS VALENCIA.Viernes, 10 mayo 2019, 01:204
La labor conjunta de búsqueda de un grupo de taxistas permitió que un enfermo de alzhéimer fuera localizado ayer en Valencia unos minutos después de haberse perdido. El hombre, de unos 80 años, salió de su casa, en la calle Severo Ochoa de la ciudad sin que su nieto se diera cuenta, y fue encontrado a más de dos kilómetros, caminando sin rumbo, por la calle Emilio Baró.
Eran las seis de la tarde cuando Fina, su mujer, regresó a la vivienda tras haber ido a la farmacia. Se asustó al ver que su marido no estaba en casa, y el nieto, que se encontraba estudiando, no sabía nada. De inmediato bajó a la calle, muy nerviosa, con sus dos sobrinas y detuvo a un taxi. Y allí se cruzó con su ángel de la guarda.PUBLICIDAD
El héroe anónimo se llama Amjad Awad, español de origen palestino. Conducía su taxi por la calle Jaume Roig y la mujer le explicó atropelladamente lo que había ocurrido, así que se ofreció a acompañarla para buscar al señor. «Avisé por emisora a la central para que activaran una búsqueda por la zona», señala Amjad. Las señas eran que llevaba un traje, su edad y que su complexión era menuda. Una batida de taxistas inició el rastreo.
«Se movilizaron todos a una y lo encontraron, estoy muy agradecida», señala la mujer
«Intenté tranquilizar un poco a la mujer y fuimos muy despacio mirando a las dos aceras para ver si lo veíamos», indica el taxista. Fueron minutos angustiosos sin encontrar al hombre. Y cada vez se iban alejando más de la casa. Hasta que Amjad vio a un hombre que cumplía con las características, que iba andando desorientado en el tramo final de la calle Emilio Baró, en sentido de regreso a Blasco Ibáñez. «Lo vi con su traje y le pregunté a la mujer si era él. Me dijo que sí y las dos sobrinas bajaron a recogerlo», recuerda. Metieron en el coche al señor, se había logrado el objetivo en apenas 20 minutos. «Las tres señoras le preguntaban que dónde había ido, la mujer estaba enfadada, pero el hombre sólo mostraba una sonrisa, no decía nada, se notaba que está enfermo», explica el conductor.
Amjad llevó al matrimonio de vuelta a casa. «El taxista se portó maravillosamente bien, él y todos los que lo estuvieron buscando, se movilizaron todos a una y lo encontraron, estoy muy agradecida», señala Fina, contenta tras el final feliz de la historia. «Mi marido lleva un localizador y por eso fuimos a buscarlo en las calles donde señalaba que podía estar», apunta, aunque reconoce que el «susto fue grande» y que no pudo «casi dormir» tras el suceso.
Ayer se volvieron a encontrar los tres protagonistas. Amjad pasó en su ronda de trabajo por la casa y vio al matrimonio, que de nuevo se mostró muy agradecido. «Me tranquilizó mucho, porque estaba nerviosa. Él tiene costumbre de salir de casa, pero se fue a otra zona y se perdió», admite Fina. Amjad prefiere ser humilde: «No soy ningún héroe ni nada, siempre que puedo ayudar, lo hago». Y así lo hizo.
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