La Fiscalía pide 14 años y medio de prisión por tentativa de asesinato con alevosía
BARCELONA, 5 (EUROPA PRESS)
El mosso d’Esquadra acusado de intentar matar a un taxista clavándole 13 puñaladas porque no podía pagarle la carrera entre Barcelona y la zona de la Conreria entre Tiana y Sant Fost de Campcentelles (Barcelona), el 22 de septiembre de 2011, ha admitido en el juicio en la Audiencia de Barcelona que le causó lesiones, pero en un forcejeo para defenderse, y que recuerda lo ocurrido de forma confusa.
La víctima, que ha testificado en el juicio de este miércoles en la Sección 21, ha asegurado que cuando llegaron al destino, en la Conreria, el acusado le aseguró que le pagaba la carrera de 25,40 euros pero de repente, sin discusión previa, le empezó a apuñalar en el cuello y el tórax desde el asiento trasero pese a que él le decía: “Por favor no lo hagas, ayúdenme”.
El acusado, Marc B.R., ha relatado que la noche del 22 de septiembre de 2011 quería ir a un club de alterne por lo que cogió el tren desde Montgat a Arc de Triomf de Barcelona, pero que una vez allí le entraron remordimientos por su madre y su novia –”Sabía que no estaba obrando bien”– y decidió regresar lo más pronto posible a casa.
Entonces cogió un taxi y, pese a solo llevar unos 15 euros y sospechar que no podría costear toda la carrera, le pidió que fuera dirección Badalona-Montgat por la carretera B-20, y al constatar que el precio iba a superar su presupuesto, le hizo desviarse a una casa familiar en la Conreria, que según él pensaba que estaba más cerca.
Según su relato, el taxista le exigió un precio superior al que marcaba el taxímetro, por lo que trató de salir del coche y no pudo y se inició una discusión, momento en que vio que el conductor sacaba una navaja, con lo que él intentó pararle y defenderse.
Marc B.R. forcejeó con el taxista, se cortó la mano y recibió un fuerte golpe en la nariz que le dejó “trastornado, confuso”, y es en ese momento donde enmarca la posibilidad de haberle herido al defenderse de la navaja.
El acusado ha asegurado que desde el momento en que recibió el golpe en la nariz, no se acuerda bien de lo ocurrido, todo es confuso, y que tuvo “mucho miedo”.
El taxista le ha contradicho al recalcar que en ningún momento se discutieron sino que de forma sorpresiva el mosso le atacó con un cuchillo.
Ha recordado que, al salir del taxi, recibió dos fuertes golpes con un objeto contundente, agarró su pistola para tomar “el control de la situación” pero que siempre la tuvo apuntando hacia abajo y que huyó del lugar en el vehículo, aunque al dar a parar a un callejón sin salida, regresó a por sus cosas y se marchó a pie.
El taxista –que en este momento del relato ha estallado en llanto– ha relatado que cuando logró sacarse el cinturón y salir del taxi, el cliente le apuntó directamente a la cabeza con su pistola reglamentaria y escuchó un ‘click’ y pensó que su vida “se había acabado”.
Una segunda vez fue apuntado por el mosso, cuando éste regreso con el taxi, y en esta ocasión también escuchó un ‘click’ sin munición.
TESTIGO DE LA AGRESIÓN
Un vecino ha relatado que fue testigo de la agresión y que, al ver cómo el mosso apuntaba al taxista con su pistola directamente a la cabeza, le arrojó una barra de hierro que le golpeó y sirvió al taxista después para defenderse.
Este vecino –que fue quien avisó a las ambulancias porque la víctima chorreaba sangre, según su descripción– ha testificado en el juicio que pudo ver desde el muro de su casa cómo el taxista “pataleaba” y el pasajero trasero le agarraba del cuello y tenía la posición dominante.
En un gesto muy visual ha mostrado cómo el mosso apuntó directamente a la cabeza al taxista y se escuchó un click, sin que la pistola se disparara porque al parecer no iba cargada.
El taxista ha explicado que tiene declarada la invalidez total, no puede cargar peso con el brazo derecho y que no duerme por las noches porque se despierta escuchando el ‘click’ de la pistola y pensando que era “el último momento de su vida”.
La Fiscalía pide para Marc B.R. 14 años y medio de prisión por un delito de asesinato con alevosía en grado de tentativa y que indemnice a la víctima con más de 124.000 euros.