El sector está atravesando una difícil situación, agravada por el elevado número de licencias y la dificultad de encontrar soluciones
Una ciudad con menos habitantes, con menos empresas y trabajadores, con menos actividad económica pero con el mismo número de taxis que hace treinta años. Esta es, en muy resumidas cuentas, la realidad a la que se enfrenta desde hace tiempo un sector, el del transporte público en turismo, que está atravesando una situación “gravísima”, como la ha definido el presidente de la Asociación Gaditana de Radio Taxi, Manuel Orihuela. Una ciudad saturada de taxis, en definitiva.
Según los baremos que tienen los taxistas, debería existir una licencia por cada 1.500 habitantes. Y en la ciudad conviven actualmente nada menos que 224 licencias. Más del doble de las que en realidad deberían existir. Y eso, precisan los propios taxistas, a pesar de que desde los años 80 no se conceden nuevas licencias, salvo tres que en los noventa se habilitaron para vehículos adaptados a minusválidos. Pero claro, “la ciudad ha ido perdiendo población paulatinamente y se han ido cerrando empresas fuertes y perdiendo otras muchas pequeñas”, como exponen los propios taxistas. Además, reflejan que el servicio de las noches de los fines de semana se ha reducido drásticamente (tanto por la falta de público en las calles como por la existencia del autobús gratuito para jóvenes, el llamado Búho Bús), y que mejoras en el transporte público (como la implantación del catamarán o la activación de servicios de tren y de autobús hasta el aeropuerto, por ejemplo) están haciendo bastante daño al sector.
Esto provoca, lógicamente, que en la calle estén circulando muchos más vehículos que los que dictamina esa teoría de un taxi por cada 1.500 habitantes, por lo que la oferta es muy superior a la demanda. Y a este problema se une otro: los asalariados. Esta figura no está debidamente regulada en la normativa relacionada con este medio de transporte. Y eso provoca que, por ejemplo, un vehículo pueda estar en la calle funcionando las 24 horas al día, “ante lo que uno que tenga asalariados a su cargo no puede competir”, indica un taxista. Según los cálculos de Radio Taxi, son alrededor de setenta los asalariados que existen hoy en día en la ciudad.
Estos son los dos problemas más importantes a los que se enfrenta actualmente este sector muy azotado por la crisis, “porque a pesar de ser una de las ciudades con la tarifa de taxi más barata, hemos sido de los primeros elementos perjudicados”, comenta Manuel Orihuela. Pero los dos problemas son de difícil solución. Porque una posible salida a la saturación de licencias sería eliminar algunas de las existentes. “¿Pero a quién se le quita ahora una licencia que obtuvo con todos los documentos en regla y con todos los derechos? Eso sería algo muy grave”, reflexiona Orihuela. Y otra posibilidad que se ha puesto sobre la mesa es poner límites a la contratación de asalariados, “pero tal y como está la cosa, ¿cómo se va a prohibir que se contrate a alguien, con las necesidades de trabajo que hay hoy en día?”, se pregunta Orihuela.
Ante esta última posibilidad o ante los problemas o las dudas que está generando la figura del asalariado, los afectados están constituyendo una nueva asociación para defender sus derechos, lo que aporta un nuevo colectivo a esta actividad que ya cuenta con los propios taxistas divididos en dos asociaciones (Radio Taxi y Gade Taxi).
Algunas de las alternativas que suenan con más fuerza entre todos los afectados por la realidad actual del sector es la limitación horaria del vehículo, como en otras ciudades (como Valencia o Barcelona) se está poniendo en práctica. La idea sería que un vehículo pudiera estar en servicio un máximo de 16 horas al día, controlándose mediante el taximetro. Hasta ahora, la ordenanza reguladora recién entrada en vigor simplemente establece que el titular de la licencia “será responsable de que preste servicio durante un mínimo de ocho horas al día”, sin establecer un máximo.
En cualquier caso, para Orihuela la clave está en que “tenemos que buscar soluciones entre todos”. Mientras eso no ocurra, los afectados reconocen que será difícil plantear mejoras a la situación actual. “Pero claro, hay que tener en cuenta que por cada licencia, por cada taxi, estamos hablando de una empresa”, indica el presidente de Radio Taxi, que insiste en que el sector “está pasando una racha muy mala”. A lo que él une una última denuncia derivada de la nueva ordenanza; y es que los taxistas están obligados ahora a no tener deudas con la administración y a la dedicación exclusiva al taxi, lo que según ellos supone una traba más a un servicio saturado y en una grave situación.