Cabify pasa de la guerra del taxi: pone motos eléctricas chinas en las calles de Madrid.

DE PEKÍN A MADRID

Movo es el tercer gran servicio de motos eléctricas compartidas que desembarca en la capital y el primero que no lo hace solo, sino de la mano de un viejo conocido: Cabify

Foto: Las motos de Movo, negocio en el que participa Cabify.
Las motos de Movo, negocio en el que participa Cabify.

Llevan desde el lunes en las aceras, repartidas por toda la almendra central de Madrid. Esta vez son azules: competirán con el amarillo de Muving y el blanco y verde de eCooltra. Movo es el tercer gran servicio de motos eléctricas compartidas que desembarca en la capital y el primero que no lo hace solo, sino de la mano de un viejo conocido de la ‘nueva movilidad‘ urbana: la empresa, fundada en agosto del año pasado, es una ‘startup’ propiedad de la madrileña Cabify.

Detrás de la marca Movo está Mobilitas Futurus, una compañía participada al 100%, según los datos del registro, por CabifyMobility International, la matriz de la que también depende Maxi Mobility (que opera Cabify en España y Glovo en Latinoamérica). Pese a la inversión, Movo opera como compañía independiente, sola desde un garaje en avenida de América en Madrid. “Somos una pequeña ‘startup”, insisten. Tanto es así que muchos de los empleados de Cabify no se han enterado hasta esta semana del lanzamiento de la joven ‘spin-off’.

MANUEL ÁNGEL MÉNDEZ

Lo acabamos de lanzar“, explica cauto al teléfono Álvaro Pellejero, uno de los dos jóvenes fundadores de la compañía. “No hemos hecho mucho ruido mediático porque solo estamos en iOS, aunque Android está de camino”.

Movo ofrece, como Muving y eCooltra, un servicio de ‘motosharing’ dentro de la M-30 de Madrid. Sus motos son de la marca NIU, una empresa china que también acaba de empezar a distribuir en España—a través de Motos Bordoy, a partir de 2.500 euros para el consumidor final— y que ya ha vendido más de 350.000 vehículos en todo el mundo. Como las motos de Muving (fabricadas en España por Torrot), pero a diferencia de las de eCooltra (fabricadas en Polonia por Govecs), las motos NIU tienen una ventaja fundamental para las operaciones de ‘motosharing’: la batería es extraíble. La empresa reduce así los costes operativos: ya no necesita camiones que recojan las motos y las carguen cada noche, sino que le basta con mover sus baterías.

Motos de Movo por las calles de Madrid. (Foto: Analía Plaza)
Motos de Movo por las calles de Madrid. (Foto: Analía Plaza)

“Son los fabricantes más potentes que hay en China”, explica Pellejero. “El producto no es una moto, sino un producto tecnológico. Nos parecía la moto ideal para un servicio como el que queríamos ofrecer, no solo a nivel de diseño sino por su conectividad. El vehículo está conectado, así que podemos obtener toda la información en tiempo real”.

De China a España

Como sus motos, el germen de Movo también está en China: concretamente en Pekín, donde tanto Pellejero como Luis Chen, el otro cofundador, estudiaron un MBA tras acabar sus estudios de Ingeniería en España —en la Politécnica de Cataluña y la Politécnica de Madrid, respectivamente—.

“Es un proyecto que empezamos en China. Es un país maravilloso, pero tiene mucha población y muchísima contaminación”, continúa. “Dándole vueltas al tema, montamos una primera empresita allí: conocimos el sector de la movilidad y, poco a poco, empezamos a meternos en este mundo de la movilidad urbana”.

Cabify entró como inversor aportando el “capital necesario” para lanzar el proyecto en Madrid. Desde la empresa no dan la cifra concreta de inversión

La compañía, llamada Volomy, se dedicó durante un par de años a estudiar modelos alternativos de movilidad sostenible y más tarde buscó financiación para lanzar su producto en España, un servicio de ‘motosharing’ como los que ya existían allí. En esas llegó Cabify, que entró como inversor aportando el “capital necesario” para lanzar el proyecto en Madrid. Desde la empresa no dan la cifra concreta de la inversión inicial.

“Lo más duro fue encontrar la financiación”, recuerda Pellejero. “Una vez la tuvimos, pusimos en marcha la maquinaria y, en verano de 2017, vinimos a España”.

Tras varios meses de trabajo, con un equipo pequeño (son seis, así que han externalizado tareas como el diseño) y extremadamente joven (“la edad media es de 23 añitos”, indican) pero el respaldo de un gran grupo detrásMovo ha echado a rodar sus motos sin demasiado ‘marketing’. “La flota aún está en pruebas”, explican, “pero la previsión es crecer”.

También lo será aumentar capital tras la primera inversión de Cabify. “Estamos en busca de financiación y de ampliar capital”, concluye Pellejero. “Maxi Mobility ha apostado porque tenían un proyecto en mente desde hace unos años. Y ha sido el primer inversor, pero no será el único”.

Publicado por El Confidencial.