Arquitectos critican el modelo de peatonalización de la Lonja

I. DOMINGO

El presidente del Colegio de Valencia lamenta cómo ha intervenido el Ayuntamiento en el entorno y confía en su provisionalidad

Actuaciones con pintura, colocación de unos 40 maceteros y varios bancos y retirada de semáforos. Son las medidas que puso en marcha el Ayuntamiento de Valencia a comienzos de febrero para llevar adelante la peatonalización del entorno de la Lonja y que ayer criticaron los arquitectos.

Fue en el primeros de los encuentros de la seria ‘Debate de ciudad’ organizado por el Colegio de Arquitectos de Valencia y cuyo primer debate estuvo moderado por el director de ‘Levante-EMV’, Julio Monreal. En él, el presidente del colegio, Mariano Bolant, mostró su disconformidad en cómo se ha desarrollado la peatonalización pues «no permite ver el mapa de cómo se hará en el futuro».

Según dijo, «estamos de acuerdo en el concepto pero no en su formalización». De ahí que también reprochará al Ayuntamiento «la falta de sensibilidad arquitectónica, que es calidad de vida para los ciudadanos» y reclamase arquitectos en servicios públicos como en el Ciclo Integral del Agua o Residuos.

A su juicio, Valencia necesita un plan global de intervención en plazas como Reina, Ayuntamiento y San Agustín. En este punto, el arquitecto y asesor de Urbanismo de Alcaldía, Sandro Pons, reconoció que Valencia «no ha acertado con el diseño de las plazas» y defendió como necesaria «la reforma de la plaza de San Agustín a través de un concurso» al tiempo que lamentó que el proyecto de la plaza de la Reina llevara 15 años en el cajón.

Explicó que «es difícil» la inversión directa municipal ya que el Ayuntamiento «ha de ser sensible» con todos los barrios. Sobre el parking de Ciudad de Brujas, Pons aseguró que «la solución teórica era no hacerlo pero hay una inversión». Señaló que en el futuro las bicicletas públicas desaparecerán y los aparcamientos se quedarán únicamente para los residentes. En este sentido, planteó una iniciativa que hace unos días anunció la EMT: limitar el acceso de los autobuses al centro mediante la implantación de lanzaderas en la ronda interior.

Por su parte, la gerente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, Julia Martínez, defendió la accesibilidad como «algo fundamental», por lo que reclamó que «antes de reformar las plazas hay que prever la llegada del autobús».

Sobre la desaparición de comercios históricos, Martínez lamentó que la iniciativa municipal de catalogarlos «se haya quedado en una guía y no se haya desarrollado la normativa» para protegerlos.

César Mifsut, arquitecto de la antigua oficina RIVA, lamentó que la intervención en las grandes plazas se haya retrasado por su representatividad y por el coste.

Publicado por las Provincias.