Fomento ocultó a las autonomías el decreto de los VTC

Fuentes socialistas admiten que si se lo hubiesen enseñado a las regiones no lo hubieran aprobado

  • Los antidisturbios desalojaron a los taxistas acampados en el Paseo de la Castellana / Efe

Roberto L. Vargas

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Huelga de taxis

Pese a que el Gobierno de la Generalitat de Cataluña y el de la Comunidad de Madrid son los que están soportando el envite del sector del taxi por la regulación de los vehículos de alquiler con conductor (VTC), lo cierto es que a ambos ejecutivos regionales no les ha quedado otra que lidiar con un conflicto que les ha caído de más arriba, del Gobierno central.

Y además, que les vino impuesto en unas condiciones con las que ni estas dos ni el resto de comunidades autónomas estaban de acuerdo. El decreto-ley del Ministerio de Fomento aprobado en septiembre por el Consejo de Ministros y convalidado un mes después por el Congreso de los Diputados, que establece el marco general de funcionamiento de los VTC y que delega en las autonomías su regulación, fue redactado de espaldas a los ejecutivos regionales. Fuentes parlamentarias socialistas admiten que «de haberles enseñado el decreto tal y como se aprobó, no hubiese salido adelante. Se hubiesen empezado a introducir cambios y la norma no se habría aprobado».

Fomento, añaden, se limitó a mantener reuniones con las comunidades en las que les ofreció detalles del decreto, pero nunca llegó a mostrarles un borrador. El departamento que dirige José Luis Ábalos priorizó sacarlo adelante ante la presión que estaba ejerciendo el sector del taxi a lograr un documento de mayor consenso que tal vez hubiera evitado conflictos y movilizaciones como los que se han vivido las dos últimas semanas en Madrid y Barcelona.

Las comunidades autónomas nunca quisieron hacerse cargo de regular el sector de los VTC. Y no sólo las gobernadas por el Partido Popular (Madrid, Galicia, La Rioja, Castilla y León y Murcia). En una reunión convocada por el Ministerio de Fomento a primeros de octubre, después de que el decreto hubiese sido aprobado ya por el Consejo de Ministros, hasta once regiones reprocharon al departamento de Ábalos su forma de proceder por no haberles consultado los puntos cruciales de una norma que ahora deben aplicar ellos. Entre las autonomías que criticaron la gestión estaban el País Vasco, Cataluña, Canarias, Aragón, en la que Gobierna el PSOE, y Cantabria, en la que los socialistas son el aliado en el que se apoya el Partido Regionalista de Cantabria. Otros territorios, como la Comunidad Valenciana, también de gobierno socialista, prefirieron no cargar las tintas en este encuentro. Sin embargo, públicamente habían reconocido con anterioridad su poco entusiasmo por tener que regular el sector.

A la sensación que tenían de que Fomento les traspasaba las competencias sobre las VTC para quitarse de encima el problema, las autonomías sumaron después como argumento para rechazar su gestión las dudas que les generaba el decreto de Fomento sobre quién debería hacerse cargo de las posibles indemnizaciones a que podrían tener Uber o Cabify si los tribunales les dan la razón en sus reclamaciones. Su patronal, Unauto, ya prepara la artillería legal después de que haya advertido en los últimos meses de que cualquier cambio legal que consideren que limite su actividad será recurrido ante la Justicia. Y entienden que la precontratación de sus servicios con hasta una hora de antelación introducida por la Generalitat de Cataluña lo es.

Por eso, podrían reclamar hasta un máximo de 1.000 millones de euros en el que caso de Cataluña. Una cantidad que, según advierte Unauto, se puede disparar si el decreto-ley de la Generalitat les obliga a cerrar y tienen que afrontar indemnizaciones a conductores, empresas de «leasing» o cancelar contratos. Aunque Ábalos ha asegurado que, de haberlas, las afrontaría el Estado porque las normas autonómicas emanan del decreto de Fomento, lo cierto es que la normativa estatal no recoge nada por escrito. Por ello, los nacionalistas catalanes han exigido que, durante el trámite de enmiendas al que se está sometiendo el decreto en el Congreso, se reconozca tal circunstancia por escrito.

Publicado por La Razón.

Taxidermia y uberización

En un sector hiperregulado permitimos que entren unos competidores a los que se les exigen muchos menos requisitos y se quedan con el mercado. Es el neoliberalismo, libertad para las grandes empresas, cadenas para el empleadoJavier Gallego

28/01/2019 – 21:00h

No es sólo la defensa del mundo del taxi lo que se juega en la huelga de taxistas, es la protección de los trabajadores frente las empresas tecnológicas que los explotan. No se trata de negarse a las nuevas plataformas digitales (que el taxi también utiliza, por cierto), se trata de ponerles límites para que no abusen del trabajador, primero, y del cliente, después, cuando se han hecho con el pastel. Es la misma lucha de los empleados de Amazon o los riders por contratos justos y de los vecinos contra el alquiler turístico que les expulsa de sus barrios. Es la resistencia contra la “uberización” de nuestras vidas.

La comparativa no deja lugar a dudas. Los conductores de VTC trabajan unas 60 horas semanales y son mileuristas, aunque facturan para su empresa entre 3.500 y 4.000 euros. La mayoría de taxistas trabajan el mismo tiempo y facturan unos 2.500 euros para sí mismos. Sólo unos pocos empresarios acumulan todas las licencias VTC. La mayor parte del taxi (más del 60%) tiene su propia licencia, que además es un salvavidas. Los taxistas gozan de un sistema fiscal ventajoso, los conductores de VTC, no. Pero sus empresas, sí. Tienen IVA reducido y en el caso de Uber tributan la mayor parte fuera.

Es lo de siempre. Imponer un sistema de trabajadores precarios al servicio de unos pocos multimillonarios. Cómo se consigue. Muy fácil. En un sector hiperregulado, la Administración permite que entren unos competidores a los que se les exigen muchos menos requisitos, les damos más licencias de las que la ley marca y la demanda aguanta, les permitimos libertad de precios y salarios, revientan a la competencia y se quedan con el mercado. Es el neoliberalismo, amigo, libertad para las grandes empresas, cadenas para el empleado.

En el taxi también hay explotadores y especuladores que se enriquecen con las licencias. Los taxistas no tienen razón en todo. Evidentemente tienen que adaptarse a las nuevas circunstancias y empezar a ofrecer un mejor servicio al cliente, más cómodo y fiable, pero no puede ser a costa de que siempre paguen los mismos, los curritos. Por eso, la guerra de los taxistas nunca debe ser contra los chóferes de VTC y agredirles deslegitima su protesta. Lo realmente subversivo sería que ambos se unieran para exigir unas condiciones que nos protejan a todos, incluido al consumidor.

Hay que reírse de estos nuevos futuristas a los que se les llena la boca con la palabra “modernidad” en defensa de las nuevas plataformas. Lo que quieren estos taxidermistas es disecar al trabajador para uberizarle. No es nada moderna la explotación. Lo moderno es la igualdad, condición sin la que no puede haber libertad: eso es lo que mide el progreso de una sociedad y la responsabilidad de asegurarla es de los poderes públicos, que no lo están haciendo.

Publicado por diario 16.