¿Qué es el CETA? y cómo te afectará a tu vida diaria

Por Alejandro Aguilar 

En el último año se ha conseguido dar mucha luz al TTIP (el tratado de comercio e inversiones entre la UE y EEUU), pero, aunque cada vez está cogiendo más protagonismo, aún hay mucha gente que desconoce el Acuerdo Económico y Comercial Global negociado entre Canadá y UE, el denominado CETA por sus siglas en inglés, otro tratado de los que se vienen trabajando en los últimos años y a los que la Comisión Europea llama de “nueva generación”.

¿Qué es el CETA?

El CETA es también denominado como ‘el TTIP canadiense’ o ‘el caballo de Troya del TTIP’, y, aunque es parecido, esta denominación no es del todo exacta, ya que el CETA no es como el TTIP, es aún peor. A diferencia de su ‘hermano estadounidense’ el acuerdo entre Canadá y la UE se concluyó en 2014 y de él sí se puede decir que la transparencia ha estado totalmente ausente en el proceso, ya que ni el Parlamento Europeo ni la sociedad civil han tenido acceso a documentos durante las rondas de negociaciones. Esto ha hecho que el tratado se acerque más a la lista de deseos de las multinacionales que a los intereses de la población en general.

Se trata de un tratado de comercio e inversiones que, al igual que el TTIP, busca la bajada tanto de los aranceles aduaneros como de los estándares europeos. Esto quiere decir que muchas cuestiones logradas durante décadas en Europa a base de mucho esfuerzo están en peligro.

Los servicios públicos y nuestra democracia en peligro

Los servicios públicos han entrado a formar parte de una negociación comercial de una forma como hasta ahora nunca se había hecho. Entre las cosas más preocupantes que traería este acuerdo si se firmase, son las cláusulas llamadas Standstill (punto muerto) y Trinquete. La cláusula Standstill consiste en una ‘lista de negativa’ que los estados tienen que facilitar para que excluir aquellos servicios que no quieren que sean privatizados, el resto, presentes y futuros, podrían privatizarse y abrirse a competencia de empresas extranjeras, ya sean canadiense o estadounidenses a través de sus filiales en el país vecino. La otra cláusula, Trinquete, recoge que aquellos servicios privatizados no deben volver a ser rescatados de vuelta a la gestión pública por los gobiernos a diferentes niveles (ya sean locales,regionales o estatales), a no ser que se pueda hacer frente a un alto coste en materia de indemnización, algo que dificulta que alguno de nuestros ayuntamientos pueda remunicipalizar la gestión del agua, por ejemplo.

La cuestión del párrafo anterior ya merma nuestra democracia, pero hay más. Al igual que el TTIP, el CETA también recoge sistemas de arbitraje como el ISDS, ahora llamado ICS, dificultando la capacidad de legislar de los estados elegidos por los diferentes pueblos de Europa. Aunque, según la Comisión, la nueva propuesta realizada con el ICS mejora la del ISDS, no es más que un ligero maquillaje. Este sistema de arbitraje sigue otorgando mayores derechos a las empresas extranjeras, en detrimento de nuestras empresas, y  no previene que demanden a los estados. Sobre este aspecto se ha mostrado muy crítica la asociación de Jueces por la Democracia:

“Representa una usurpación de las funciones judiciales estatales, caracterizadas por su independencia e imparcialidad, para adjudicarlas a un organismo vinculado a las grandes corporaciones económicas y a los gobiernos más importantes del mundo”

¿En qué aspectos de tu vida diaria de afecta?

El CETA nos afecta de manera transversal a muchos aspectos de nuestro día a día. Como cité antes, este tratado también busca la bajada de estándares europeos, y esto pasa por eliminar ‘barreras no arancelarias’, las cuales no son otra cosa que derechos de protección tanto para la población en general como para nuestras pequeñas y medianas empresas.

Una de las cuestiones que puede verse más afectada es, una vez más, la referente a materia laboral. El derecho de sindicación y la negociación colectiva no vienen fuertemente recogidos en ningún capítulo del tratadoasí lo denuncian conjuntamente el movimiento sindical canadiense y europeo. Teniendo en cuenta que Canadá no ha ratificado todos los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) es algo que nos puede parecer ‘lógico’, pero sí nos debe sorprender la excesiva cesión que ha realizado la Comisión en la defensa de sus trabajadores y que nos debe hacer preguntarnos qué cesiones llevará a cabo en el TTIP.

En un momento en el que nuestra agricultura y ganadería sufre por operar a bajos precios, el CETA permitiría la entrada de 130.000 toneladas de carne de vacuno y en las que será difícil asegurar que estén libre de hormonas de crecimiento.Canadá es el tercer productor de transgénicos del mundo y  lleva demandando a través de la OMC a la UE en búsqueda de una regulación más suave sobre transgénicos que hoy día no se permiten en el mercado europeo, con el CETA ve la puerta abierta. Además de suavizar la política europea sobre transgénicos ,creando así precedentes, hace que nuestro principio de precaución se vea debilitado en futuras negociaciones con EEUU en el TTIP y también afecta a la gran inversión realizada en nuestro país a un sector con futuro como es la agricultura ecológica y que ya en el presente aporta beneficios. Esta cuestión hace que nuestra economía local y de productos de calidad encuentre dificultades ante productos de bajo precio y menor calidad.

El cambio climático es algo que debe tomarse en serio

En la cumbre climática del año pasado en París, se acordó reducir la temperatura global muy por debajo de los 2ºC. Esto es algo que no debe tomarse a broma, incluso con 1,5ºC ya desaparecerían islas en las que vive gente que tiene su familia, su hogar, su trabajo… como tú y como yo y que ven como la subida del nivel de los océanos derivada del cambio climático puede hacerles perder todo. Ya hoy, el clima es el primer motivo de refugiados, superando al motivo bélico. Con este acuerdo no solo subirían las emisiones de CO2 derivadas de un crecimiento productivo, sino que se aumenta el peligro en nuestros océanos por un mayor tráfico marítimo.

Sin embargo, a los lobbies industriales no parece importarles demasiado el cambio climático, ya que buscan cortar el espacio regulador de los estados utilizando los mecanismos del ISDS (o ICS). Concretamente, la compañía TransCanada ha demandado a EEUU a través del sistema de arbitraje del NAFTA ( el acuerdo comercial entre Canadá,EEUU y México), pidiéndole 15 mil millones de dólares en materia de indemnización por el bloqueo de Obama al oleoducto Keystone XL como compromiso adoptado por el clima. Otros ejemplos son el de la peticiones de indemnización a Canadá de Lone Pine por moratoria de fracking y de Mesa Power contra por llevarse a cabo los planes de Energía y Economía Verde de Ontario. ¿Nos parecen normales estas situaciones?, pues la cosa no acaba ahí. Conocemos estos casos por las cifras millonarias y por la mediatización, pero lo que no se ve es el número de legislaciones bloqueadas por el miedo de los gobiernos a ser demandados, un aspecto que hiere nuestra democracia en la sombra.

Un comercio que tenga en cuenta a las personas y el planeta

El comercio no es algo negativo, ha beneficiado a diferentes países y sus poblaciones. Lo contraproducente llega cuando se establece como fin su desarrollo infinito en las políticas de los países y más si están condicionados por lobbies empresariales. El comercio es un medio para llegar a otra cosa más importante, el bienestar de las personas; y para que esto se produzca necesitamos respetar el medio para conseguirlo, nuestro planeta.

Por ello la alternativa a un comercio depredador se encuentra en un comercio más justo, más cercano, más ecológico y que tenga en cuenta a todas las partes implicadas. 

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Publicado por partido equo.

Por qué los taxis de Nueva York están pintados de un amarillo tan chillón

Los famosos ‘yellow cab’ se han convertido en un símbolo más de la ciudad, y su historia es casi tan convulsa como la de la Gran Manzana.

Gonzalo de Martorell ·

Una estampa icónica de la Gran Manzana.

La historia de los taxis de Nueva Yorkempezó en 1907, cuando a un caballero algo tacaño, Harry N. Allen, le parecieron un robo los 5 dólares que pretendían cobrarle por un trayecto de escasamente kilómetro y medio hasta su casa. En realidad Allen tenía razón (esos 5 dólares equivalen a unos 125 dólares de hoy en día), pero cierto es también que caminar un kilómetro y medio por la Nueva York de principios del siglo XX no era tarea fácil.

Muchas de las calles estaba aún sin pavimentar, otras lo estaban con unas losetas que resbalaban como si fueran de hielo y muchas de ellas aparecían repletas de todo tipo de inmundicias, ya que aún convivían en la vía pública la tracción animal y la motorizada.

Al final los conductores cobraban lo que querían y como tampoco existía una normativa sobre seguridad o confort, la calidad y precio del servicio acababa dependiendo de la buena voluntad del chófer. Allen decidió que las cosas no podían seguir así, de modo que importó 65 coches franceses con motor de gasolina y creó laNew York Taxi Cab Company. Acababa de nacer el primer servicio moderno de taxis profesionales de los Estados Unidos.

Y no solo eso: ordenó que todos sus coches se pintaran de un chillón color amarillo que llamara la atención, y para evitar que los clientes pudieran sentirse estafados instaló taxímetros con tarifas unificadas. Además, redactó un protocolo de actuación y cortesía de sus chóferes.

Sus servicios no eran baratos: 50 centavos por milla era un precio considerable para la época, pero los clientes, al menos, sabían a qué atenerse.

El éxito fue inmediato y pronto le surgió competencia a la Cab Company. La más dura fue la liderada por John Hertz. Hertz incluso permitía a sus clientes conducir ellos mismos sus taxis, y con el tiempo ese sería el germen de la famosísima empresa dealquiler de coches que lleva su nombre.

El inolvidable taxi Checker.

LLEGAN LOS CHECKER
Ford y General Motors coparon pronto laflota de taxis de Nueva York. En esa época no se necesitaba licencia oficial para ser taxista, lo cual daba pie a tratos de favor de las fábricas, a la aparición de pequeñas mafias y a problemas de suministro de recambio.

Morris Markin, un emigrante ruso que había llegado a los Estados Unidos en 1912 con 19 años y sin hablar ni una palabra de inglés, se dio cuenta de inmediato del potencial que supondría cubrir esas necesidades. En 1922 creó la Checker Cab Manufacturing Company para fabricar solamente taxis y sus recambios, y en menos de cinco años los Checker amarillos (con la característica banda lateral ajedrezada) se adueñaron de las calles neoyorquinas.

Markin era un tipo extraordinariamente astuto. Ordenó a sus ingenieros, por ejemplo, que el techo de los Checker fuera lo suficientemente alto como para que los caballeros pudieran viajar sin quitarse el sombrero. También hizo que en el asiento trasero cupiera sin problemas un cochecito de bebé, de modo que las madres se sintieran cómodas en los taxis de Nueva York.

Por otro lado, al no comercializar vehículos para el gran público, no tenía que enfrentarse a las todopoderosas marcas generalistas. En tercer lugar, se avino a negociar con los sindicatos del sector elprecio de sus coches.

De la fábrica Checker de Kalamazoo saldrían taxis durante medio siglo. El 26 de julio de 1999 fue retirado oficialmente de las calles el último taxi Checker Marathon con 994.050 millas (1.599.768 kilómetros) en su contador.

El Ford Crown Victoria.

UN ENORME FORD
El sucesor de los Checker para los taxis de Nueva York es el sedán Ford Crown Victoriade 1991. Se trata de un modelo diseñado inicialmente como coche de policía, aunque rápidamente fue adaptado también comoyellow cab. Supera los cinco metros de largo, tiene una caja de cambios automática de cuatro velocidades y un motor 4.6 V8 de 220 CV que rara vez baja de los 15 l/100 km de consumo.

Sin embargo, su resistencia es casi legendaria, resulta barato de reparar, tiene un maletero de más de 700 litros y un enorme asiento trasero tipo banco en el que caben sin problemas cuatro personas. Además es extremadamente cómodo y puede soportar impactos que hubieran volatilizado a otros coches. En los noventa era ya un coche técnicamente desfasado en todos los aspectos, pero su enormepopularidad y las buenas cifras de ventas que seguía presentando alargaron mucho más de lo lógico su vida operativa.

Finalmente, en septiembre de 2011, salía de la factoría Ford en St. Thomas el último Crown Victoria, incapaz de cumplir lalegislación antipolución y castigado por unos consumos inasumibles. Se habían fabricado, hasta ese momento, 9,6 millones de unidades. En todo caso, los Crown siguen siendo mayoría en las flotas neoyorquinas y estarán en las calles de la Gran Manzana todavía durante bastante tiempo…

Nissan NV200.

UN FUTURO JAPONÉS
En 2009 la ciudad de Nueva York decidió sacar a concurso la adjudicación del nuevo modelo de taxi que debía reemplazar antes de 2018 a los 13.000 de todos los tipos y marcas que operan en la actualidad. Para escándalo de la industria americana, la ganadora fue Nissan con su modeloNV200.

Se trata de un monovolumen compacto,barato (su precio no llega a 30.000 dólares), con puertas correderas, un completo sistema interior de airbags, un motor de cuatro cilindros 2.0 de bajas emisiones y detalles. Entre ellos, techo transparente,tomas USB para cargar smartphones,tapicerías con tratamiento antibacterias para combatir los malos olores y un portón trasero habilitado para pasajeros discapacitados.

La elección cayó como una bomba en la ciudad de los rascacielos. El NV200 carecía por completo de carisma y además el Departamento de Transportes Públicos había prometido a Nissan un contrato de exclusividad por diez años que el sindicato de taxistas consideraba inasumible.

En octubre de 2013 un juez federal les dio la razón: no podía obligarse a los profesionales a comprar un único modelo de coche y exigía al consistorio que habilitara también otras alternativas.

En septiembre del año pasado, después de que el Ayuntamiento recurriera, laimplantación de los NV200 fue una realidad, aunque no una obligación. En todo caso, el objetivo es que, en breve, al menos el 80% de la flota sea Nissan.

Aunque la marca da igual: lo único que podemos afirmar a ciencia cierta sobre los futuros taxis de Nueva York es una cosa: seguirán siendo amarillos.

Publicado por el País.